Las Princesitas de Papá y la Espera Mágica



Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, dos princesitas: Sofía y Valentina. Ambas adoraban a su papá, un hombre cariñoso y aventurero que siempre las llevaba a viajar. Con él, exploraron playas soleadas, montañas nevadas y ciudades llenas de historia. Cada viaje era una nueva aventura y, cuando regresaban a casa, sus corazones estaban repletos de historias y risas.

Un día, su papá les anunció:

"Chicas, tengo un viaje muy importante y debo ir solo. Necesito que se porten muy bien y que cuenten los días hasta que vuelva para Navidad."

Las princesitas se miraron preocupadas.

"¿Pero papá, no te llevamos en el corazón?" - dijo Sofía con una voz temblorosa.

"Claro que sí, mis amores, pero no puedo llevarlas esta vez. Volveré pronto, lo prometo." - respondió su papá, mientras las abrazaba.

A pesar de sus promesas, la ausencia de su papá las dejó tristes. Pasaron los días contando los amaneceres y atardeceres, pero sentían que el tiempo no pasaba. Las princesitas se dedicaron a hacer dibujos y manualidades para dejarle un gran regalo en Navidad.

Llenaron una caja con bellos recuerdos: fotos de sus momentos juntas, cartas llenas de palabras de amor y dulces hechos por ellas mismas. Pero con cada día que pasaba, la tristeza las invadía un poco más.

Una tarde, estaban en el parque, sentadas en un banco y mirando el cielo.

"¿Sabes, Valentina? Tal vez papá necesita un empujoncito para regresar. ¿Qué tal si hacemos algo especial para él?" - sugirió Sofía.

"¡Buena idea! ¿Y si prepararmos una gran fiesta sorpresa en Navidad?" - respondió Valentina con entusiasmo.

Y así fue como las princesitas se llenaron de energía. Empezaron a planear la fiesta: confites, globos y muchas luces. Trabajaron incansablemente, contando cada día hasta que el tan esperado momento llegara.

En la escuela, incluso le contaron a sus amigos sobre su plan. Una amiga les dijo:

"¡Podrías hacer una tarjeta gigante y que todos firmen!" - Les encantó la idea, así que sus amigos se unieron.

Mientras tanto, el papá, aunque estaba lejos, pensaba en sus princesitas con mucho amor. En cada ciudad que visitaba, les traía pequeños regalos: una conchita de mar, una estrella de nieve, y una sencilla pero hermosa pluma. Las guardó en una caja especial que llevaría a casa.

El último día antes de Navidad, las princesitas terminaron todos los preparativos. Tuvieron una reunión secreta con sus amigos para organizarlo todo. Se hicieron promesas de mantenerlo en secreto y decorar la casa con todo lo que habían trabajado. Había ilusión en el aire.

Finalmente, llegó la noche de Navidad. La casa estaba iluminada como un espectáculo. El aroma de las galletas recién horneadas llenaba el aire. Las princesitas estaban nerviosas, esperando la llegada de su papá.

De repente, escucharon la puerta abrirse. El corazón de Sofía y Valentina latía con fuerza. Su papá apareció con una gran sonrisa en su rostro.

"¡Feliz Navidad, mis princesitas!" - exclamó, sorprendido al ver todo preparado.

Las niñas corrieron y lo abrazaron fuertemente.

"¡Te extrañamos tanto!" - gritaron al unísono.

Su papá, aún con su abrigo de viaje, les mostró la caja que traía consigo.

"Y yo a ustedes, miren lo que les traje. Pero, más importante que esto, ¡miren lo que han hecho ustedes!" - dijo, admirando la decoración.

Al abrir la caja, las princesitas quedaron maravilladas. Era un regalo de amor, pero su sorpresa no terminó ahí.

"Para la mejor fiesta de Navidad que he tenido, quiero darles algo especial. Ustedes son las mejores princesitas del mundo, y eso merece un viaje con papá a un lugar mágico. A dónde quieran ir, el próximo mes, ¡seremos tres aventureros!"

Las niñas no podían creerlo.

"¿En serio?" - preguntó Valentina emocionada.

"Sí, donde sea que quieran. Lo planearemos juntos. Y prometo nunca volver a irme solo."

La sonrisa de las princesitas brillaba más que las luces de Navidad. Esa noche, mientras compartían risas y dulces, aprendieron que la espera a veces trae sorpresas mágicas.

Y así, se despidiieron de una Navidad inolvidable, llenas de amor, risas y la promesa de nuevas aventuras, abrazando siempre la magia de estar juntos.

FIN.

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