Las Profesiones Mágicas de la Ciudad de Colores
Era un día soleado en la Ciudad de Colores, donde todos los habitantes eran personajes alegres y divertidos. En esta ciudad vivía Lila, una niña aventurera con una imaginación desbordante y un gran amor por las profesiones. Un día, decidió dar un paseo por la plaza.
Al pasar, se encontró con un grupo de niños: Lucas, el arquitecto, Juli, el médico, Titi, la artista, Fede, el científico, y Sofi, la maestra. Todos se estaban divirtiendo y Lila sintió curiosidad.
"¿Qué están haciendo?" - preguntó Lila con una sonrisa.
"Estamos pensando en qué profesiones nos gustaría tener cuando seamos grandes!" - respondió Lucas, el arquitecto, mientras dibujaba un enorme castillo con lápices de colores.
Lila se unió a ellos y comenzó a soñar con lo que ella quería ser. Aunque el pollito Pipo, divertidísimo, se acercó y dijo:
"¡Yo quiero ser un pollito astronauta! ¡Viajaré a la Luna!"
Todos se rieron, pero Lila propuso:
"¡Hagamos un juego! Cada uno contará cómo sería un día en su profesión soñada."
El primero fue Lucas:
"Imaginá que soy un arquitecto y tengo que diseñar una casa con un tobogán que vaya directo a la piscina. ¡Mis amigos vendrían todos los días a jugar!" - y todos comenzaron a imaginar a Lucas construyendo su impresionante casa.
Luego, fue el turno de Juli:
"Yo quiero ser médico, pero no un médico común. ¡Seré un médico que utiliza magia! Curaré a todos los animales y humanos con una varita mágica que lanza estrellas brillantes."
El grupo se emocionó tanto que empezaron a imaginarse en un hospital donde la cura era con baile, y los pacientes se ponían a girar.
Titi, la artista, tenía una idea brillante:
"Seré artista, pero usaré pintura dorada que brilla en la noche. Mis cuadros serán como un mundo mágico en el que todos podrán entrar y vivir aventuras."
Fede, el científico, se unió al juego:
"Yo seré un científico loco. Haré experimentos para descubrir el sabor del helado que nunca se derrite. Todos podrán comerlo mientras salimos a jugar."
Por último, era el turno de Sofi:
"Yo seré maestra, pero no una maestra común. Tendré una clase de cuentos y mis alumnos aprenderán a través de los relatos de aventuras.
Yo haré que los libros cobren vida y viajaremos a lugares mágicos."
Todos estaban tan emocionados que quisieron vivir esas profesiones por un día. Así que, decidieron hacer un teatro improvisado:
"¡Wow, sí! Seremos arquitectos, médicos, artistas, científicos y maestros juntos!" - gritó Lila.
Entonces, construyeron una casita con cajas de cartón, hicieron un consultorio con peluches, llenaron la plaza de color con pinturas y armaron un laboratorio inventando cosas con hojas y flores. ¡Fue un día para recordar!
Cuando la tarde llegó y el sol comenzó a esconderse, el grupo se sentó a descansar y reflexionar sobre lo que habían aprendido. Lila les dijo:
"Hoy descubrí que las profesiones son como colores. Cada una brilla de una manera diferente. Y lo más importante, ¡podemos hacerlas todas con un poco de imaginación y trabajo en equipo!"
Todos asintieron felices, comprendiendo que sueñan con ser diferentes cosas pero que juntos pueden crear un mundo lleno de risas y magia. Y así, regresaron a sus casas con el corazón lleno de felicidad y nuevas ideas para el futuro, sabiendo que cualquier profesión podía ser divertida si había creatividad y amistad.
FIN.