Las puertas mágicas del tiempo



Había una vez en un hermoso bosque encantado, tres puertas mágicas que tenían el poder de transportar a quien las cruzara a diferentes momentos en el tiempo. La primera puerta era de un intenso color dorado y llevaba al pasado, la segunda puerta era plateada y conducía al presente, y la tercera puerta era de un brillante color azul que llevaba al futuro.

Cerca de las puertas vivía una curiosa niña llamada Lola, quien siempre había soñado con vivir aventuras emocionantes. Un día, mientras exploraba el bosque, descubrió las puertas mágicas. Fascinada, decidió acercarse y leer lo que decía en una pequeña placa: 'Viaja en el tiempo, descubre la magia de aprender del pasado, disfrutar el presente y soñar con el futuro'.

Lola, llena de emoción, decidió cruzar la primera puerta dorada. En un abrir y cerrar de ojos, se encontró en una colorida aldea del pasado. Allí conoció a niños y niñas que jugaban con juguetes antiguos y vestían ropas peculiares. Se maravilló al ver cómo eran las escuelas y las casas en tiempos pasados. Conversó con personas mayores que le contaron historias maravillosas sobre la importancia de la familia, la amistad y el respeto. De esa manera, Lola aprendió valiosas lecciones del pasado.

Al retornar al bosque, decidió cruzar la segunda puerta de plata que la llevó al presente. Aquí, se encontró con niños y niñas jugando con dispositivos electrónicos, atareados con sus estudios y actividades. Lola decidió acercarse a ellos y les enseñó algunas de las cosas que aprendió en el pasado. Les habló sobre la importancia de valorar la historia, el tiempo en familia y el juego al aire libre. Los niños y niñas, al escucharla, empezaron a ver el mundo con otros ojos y a apreciar más las cosas sencillas y hermosas que les rodeaban.

Finalmente, llegó el momento de cruzar la tercera puerta azul que la transportaría al futuro. Al hacerlo, se encontró en un mundo avanzado, lleno de inventos impresionantes y tecnologías sorprendentes. Aquí, conoció a niños y niñas que le contaron sobre sus sueños y aspiraciones. Lola les compartió las valiosas lecciones que aprendió del pasado y del presente, y les animó a siempre perseguir sus sueños, a cuidar el planeta y a valorar las relaciones humanas por encima de la tecnología.

Al regresar al bosque, sintió que había cumplido una gran misión. Había aprendido del pasado, había sembrado semillas de gratitud y aprecio en el presente, y había inspirado a los niños del futuro a seguir construyendo un mundo mejor. A partir de ese día, Lola se convirtió en la guardiana de las puertas mágicas del tiempo, ayudando a otros a descubrir la magia de aprender del pasado, disfrutar el presente y soñar con el futuro.

FIN.

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