Las ranitas y la señora del lago


En un precioso lago vivían dos ranitas muy traviesas llamadas Renata y Roberto. Ellas eran amigas inseparables y les encantaba saltar de hoja en hoja, chapotear en el agua y cantar con los grillos por las noches.

Un día, notaron que el agua del lago estaba volviéndose sucia y olía muy mal. Estaban preocupadas y decidieron buscar a alguien que pudiera ayudar a limpiar su hogar.

Y así, se encontraron con la señora del lago, una mujer sabia y amable que cuidaba de todos los seres que habitaban allí. "Buenos días, señora del lago. ¿Por qué el agua está tan sucia y maloliente?", preguntó Renata con tristeza en sus ojos.

La señora del lago les explicó que la suciedad y la basura que la gente tiraba al lago estaban contaminando el agua y poniendo en peligro la vida de todas las criaturas que vivían en él. Las ranitas sintieron temor por su hogar y preguntaron cómo podían ayudar.

La señora del lago les pidió que contaran a todos los animales del bosque sobre la importancia de cuidar el agua y no contaminar el ambiente.

Renata y Roberto se pusieron en acción de inmediato y, con su canto melodioso, convocaron a todos los habitantes del bosque para una reunión. Explicaron la situación, transmitieron la importancia de conservar el agua limpia y pidieron ayuda para limpiar el lago. Todos los animales se comprometieron a cuidar su hogar.

Juntos, limpiaron el lago y se aseguraron de desechar la basura en el lugar adecuado. Pronto, el agua volvió a estar cristalina y pura. Las ranitas y la señora del lago agradecieron a todos los animales por su esfuerzo y compromiso.

Desde entonces, el lago se mantuvo limpio y puro, y todos los seres que vivían allí vivieron felices y saludables. Las ranitas aprendieron que todos podían hacer una gran diferencia cuando trabajaban juntos para cuidar el medio ambiente.

Y así, continuaron saltando de hoja en hoja, chapoteando en el agua y cantando con los grillos, siempre agradecidas por el lago hermoso en el que vivían.

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