Las Ratas Primas y el Plan del Mundo



Había una vez, en una pequeña ciudad llena de misterios y risas, seis ratas primas con grandes sueños. Sus nombres eran Paloma, Bautista, Agustín, Melina, Julieta y Lourdes. Un día, mientras exploraban un viejo desván, encontraron un mapa que parecía indicar el camino hacia el 'Trono del Mundo'.

"¡Esto es increíble!" - dijo Paloma, llenando su voz de emoción. "Podríamos conquistar el mundo y ser las reinas y reyes de todos los ratones."

"Pero, ¿qué haríamos con ese poder?" - preguntó Agustín, siempre el más pensativo. "No podemos simplemente dominar, ¡tenemos que hacer algo bueno!"

Las primas se miraron entre sí, un poco confundidas, pero la idea de tener un propósito intrigante.

"Bien, ¿qué tal si empezamos ayudando a otros ratones?" - propuso Melina. "Podríamos ser sus protectores y guías. ¡Eso es, ser las mejores líderes que el mundo haya visto!"

Y así, decidieron que su primer paso sería organizar un gran encuentro en el parque de la ciudad, donde todos los ratones pudieran venir a escuchar sus ideas. El primer reto fue conseguir que todos los ratones vinieran.

"¿Cómo haremos para que vengan?" - preguntó Julieta, un poco preocupada.

Bautista, el más ingenioso, tuvo una idea brillante.

"¡Hagamos una gran fiesta! Podríamos tener queso, juegos y hasta música!"

Las primas se pusieron a trabajar en su plan. Prepararon el parque, llenaron de color el lugar y lo llenaron de grandes sorpresas. Cuando llegó el día del evento, todos los ratones del vecindario se acercaron intrigados.

- “¡Bienvenidos, amigos! ” - anunció Lourdes alzando una pequeña banderita. - “Hoy, no solo celebramos la amistad, ¡sino un nuevo comienzo para todos nosotros!"

Los ratones se divirtieron, bailaron y comieron a gusto. Todo parecía perfecto, pero de repente, un grupo de ratas no muy amigables llegó al parque, buscando arruinar la fiesta.

"¿Quiénes son esas ratas?" - preguntó Melina preocupada.

"No lo sé, pero no tienen buena pinta" - contestó Agustín, mientras su corazón empezó a latir más rápido.

Las primas se miraron, y se dieron cuenta de que tenían que proteger a sus nuevos amigos.

"¡No podemos permitir que esto se estropee!" - dijo Julieta. "¡Vamos a enfrentarlas!"

Pidiendo valor y fuerza, las seis ratas se acercaron al grupo de ratas ruidosas.

"¡Alto!" - gritó Paloma con toda su valentía. "Este es un lugar de paz y alegría. ¡Los invitamos a participar, no a perturbar!"

Las ratas ruidosas se detuvieron, sorprendidas por la seguridad de las primas.

- “¿Y a nosotros qué nos importa eso? ” - respondió una de las ratas. - “¡Nosotros solo queremos el queso! ”

"¡Pero hay tanto queso para todos!" - dijo Agustín tratando de ser conciliador. "¿Qué tal si nos ayudan a organizar un gran banquete?"

Las ratas ruidosas se miraron entre sí. Algo en sus corazones comenzó a cambiar.

"¿De verdad hay queso para todos?" - preguntó una de ellas, más amistosa.

- “¡Exacto! ” - dijo Melina con una sonrisa. - “Y también hay diversión, juegos y… ¡nuevos amigos!"

Al final, las ratas ruidosas decidieron unirse a la fiesta. Juntos disfrutaron del queso, jugaron y rieron. Las seis ratas primas transformaron un momento de crisis en una oportunidad para hacer nuevas amistades.

"Vieron, no necesitamos dominar el mundo... solo necesitamos hacerlo mejor juntos" - reflexionó Lourdes mientras bailaban todos juntos bajo la luz de la luna.

Así, las ratas primas aprendieron que el verdadero poder no viene de la conquista, sino de la amistad, la unión y el amor. Desde ese día, lideraron no como reinas y reyes, sino como amigas, cuidando y cuidándose mutuamente, demostrando que incluso las más pequeñas pueden hacer grandes cambios en el mundo.

FIN.

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