Las reinas del escenario


Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de cuatro amigas adolescentes llamadas Sofía, Valentina, Martina y Lucía.

Ellas tenían un sueño en común: formar un grupo musical y compartir su pasión por la música con el mundo. Un día, mientras ensayaban en el garaje de la casa de Valentina, se enteraron de que había otro grupo de tres chicas adolescentes que también querían formar una banda. Ellas se llamaban Camila, Julieta y Antonella.

Ambos grupos decidieron presentarse a una audición en una compañía discográfica muy importante de la ciudad. Estaban emocionadas pero también nerviosas, ya que solo podían elegir a uno de los dos grupos para representar.

Las cuatro amigas practicaron duro durante semanas, puliendo sus canciones y coreografías. Por otro lado, las tres chicas del otro grupo también se esforzaban al máximo para impresionar en la audición. Finalmente llegó el gran día de la audición.

Los dos grupos estaban listos para dar lo mejor de sí mismos frente a los jueces. Las cuatro amigas interpretaron una canción original escrita por ellas mismas, llena de energía y talento.

Por su parte, las tres chicas del otro grupo hicieron una increíble presentación con baile y armonías vocales perfectas. Al terminar las audiciones, los jueces se tomaron su tiempo para deliberar. Todos estaban ansiosos por conocer cuál sería el grupo seleccionado para firmar un contrato discográfico.

Finalmente, uno de los jueces tomó la palabra y anunció: "El grupo seleccionado para representarnos será... ¡las cuatro amigas Sofía, Valentina, Martina y Lucía!". Las chicas no podían creerlo; habían logrado cumplir su sueño gracias a su esfuerzo y dedicación.

Las otras tres chicas no ganaron la audición pero decidieron felicitar a las ganadoras con deportividad. Camila les dijo: "¡Felicidades! Realmente lo merecen. Esperamos verlas brillar en los escenarios!".

Julieta agregó: "Nosotras seguiremos trabajando duro en nuestro sueño musical". Y Antonella concluyó: "¡Que viva la música y la amistad!". Desde ese día, las cuatro amigas comenzaron a vivir aventuras increíbles como banda musical.

Aprendieron que con esfuerzo, trabajo en equipo y pasión por lo que hacen pueden alcanzar cualquier meta que se propongan. Y así fue como Sofía, Valentina, Martina y Lucía demostraron que juntas son imparables tanto en la música como en la vida misma.

Y aunque solo pudiera elegirse un grupo aquella vez, todas aprendieron valiosas lecciones sobre compañerismo, resiliencia e importancia del trabajo duro hacia sus metas.

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