Las Rockeras del Futuro



Era una tarde soleada en un barrio de Buenos Aires, cuando cuatro amigas -Lara, Sofía, Valentina y Jimena- se juntaron en la casa de Lara para compartir su pasión por la música. Desde que habían escuchado por primera vez a una banda de rock en la radio, sus corazones habían latido al compás de guitarras eléctricas y tambores.

"Chicas, deberíamos formar nuestra propia banda de rock", dijo Lara con la emoción a flor de piel.

"¡Sí! Pero necesitamos un nombre genial", respondió Sofía, mientras se acomodaba su guitarra de juguete.

"¿Qué tal Las Rockeras del Futuro?", sugirió Valentina, levantando la mano en señal de triunfo.

"¡Me encanta!", dijo Jimena entusiasmada.

Así nació Las Rockeras del Futuro y, decididas a hacer su primer concierto, comenzaron a practicar en el pequeño garage de Lara. Allí, rodeadas de posters de sus bandas favoritas, se turnaban para tocar los instrumentos que habían encontrado en casa. La guitarra de Jimena, los tambores de Sofía, el bajo de Valentina y la voz de Lara que resonaba con fuerza.

Los días pasaron y, aunque al principio les costaba encontrar el ritmo, con el tiempo y mucha perseverancia, fueron mejorando. Pero un día, mientras ensayaban, sucedió algo inesperado.

"¡No! No puedo, este acorde no me sale", se quejó Valentina, frustrada.

"No te desanimes. Todos comenzamos siendo novatos", intentó consolar Lara.

"Además, siempre podemos cambiar un poco la canción", añadió Jimena.

"Pero no quiero tocar algo que no sea rock puro", insistió Valentina, sintiéndose desilusionada.

Las chicas decidieron tomarse un descanso y se sentaron en el suelo del garage. Mientras tomaban un poco de agua, Sofía dijo, "¿Sabían que muchas bandas pasaron por momentos difíciles antes de ser famosas?".

Las otras la miraron curiosas. Sofía continuó, "¡Sí! Hay muchas historias de grandes músicos que empezaron en la misma situación que nosotras y no se dieron por vencidos!".

Inspiradas por las palabras de Sofía, las chicas volvieron a tocar, pero esta vez, decidieron no solo enfocarse en tocar correctamente, sino también disfrutarlo y divertirse en el proceso. Así fue como comenzaron a improvisar y crear una canción original. Se reían, hacían juegos de palabras y finalmente lograron componer una melodía divertida.

Una semana después, se enteraron de que iba a haber un festival de música en su barrio, y decidieron inscribirse. Era una oportunidad única, pero también estaban llenas de nervios.

"¿Y si nadie viene a vernos?", preguntó Valentina ansiosa.

"¡No importa! Lo importante es que nos divirtamos y toquemos para quienes quieran escucharnos", afirmó Jimena con una gran sonrisa.

El día del festival, el escenario estaba adornado con luces coloridas y había un gran público. Las Rockeras del Futuro estaban listas, pero el miedo empezó a apoderarse de ellas cuando ingresaron al escenario.

"¡Vamos chicas! ¡A rockear!", gritó Lara, haciendo que el resto se sintiera más valiente.

Al comenzar a tocar su canción original, la energía que habían construido durante sus ensayos estalló. La música llenó el aire y, para su sorpresa, comenzaron a ver a la gente disfrutar de su actuación. Las risas, los saltos y los aplausos las llenaban de alegría.

Cuando terminó su presentación, las chicas recibieron una ovación de pie. Nunca se habían sentido tan felices. En ese momento, entendieron que lo importante no era ser perfectas; era compartir su pasión y divertirse juntas.

Después de su presentación, algunas niñas del público se acercaron.

"¡Ustedes son geniales! ¿Podemos aprender a tocar también?" preguntó una de ellas.

"¡Claro! Podemos formar un grupo y tocar juntas", respondió Sofía emocionada.

Las cuatro amigas se miraron, entendiendo que su pasión por la música había inspirado a otras. La historia de Las Rockeras del Futuro apenas comenzaba. Desde ese día, no solo se dedicaron a practicar y perfeccionar su música, sino que también abrieron las puertas de su garage a más niñas del barrio, creando un club de rock donde compartían experiencias y conocimientos.

Así, descubrieron no solo el poder de la música sino también el valor de la amistad y la importancia de nunca rendirse. Y así, Las Rockeras del Futuro siguieron escribiendo su propia melodía, siempre con rock en el corazón.

FIN.

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