Las siete gemas de los siete saltos
Había una vez en un hermoso pueblo rodeado de montañas y ríos, una niña llamada Andreina que tenía un pajarito marrón como mascota. Un día, el pajarito marrón desapareció y Andreina descubrió que había volado hacia los Siete Saltos, siete cascadas encantadas que se decía guardaban siete gemas mágicas.
Determinada a recuperar a su amado pajarito, Andreina emprendió un viaje hacia los Siete Saltos, un lugar misterioso y peligroso.
Durante su viaje se encontró con diferentes desafíos, como un río caudaloso que debía cruzar, un bosque oscuro habitado por criaturas misteriosas y una montaña alta y helada que parecía imposible de escalar. Sin embargo, con valentía y astucia, logró superar cada obstáculo, siempre recordando las enseñanzas de su abuelita: 'La perseverancia y la bondad son las mejores herramientas en el camino'.
Finalmente, llegó a los Siete Saltos, donde se encontró con la guardiana de las gemas, una hada gentil pero exigente. La hada le explicó que para obtener las gemas, Andreina debía superar siete desafíos que pondrían a prueba su valentía, bondad y sabiduría. Con determinación, Andreina aceptó el desafío y enfrentó cada prueba con coraje y ternura, demostrando una nobleza que conmovió al hada.
Después de superar los desafíos, la guardiana de las gemas le entregó las siete gemas a Andreina. Con las gemas en su poder, regresó al pueblo y liberó el poder de las gemas, invocando la magia de los Siete Saltos.
El pajarito marrón voló hacia ella, llevando consigo una lluvia de brillantes plumas y dejando caer una pequeña lágrima de alegría. Finalmente, Andreina y su pajarito se abrazaron con emoción y gratitud. El pajarito marrón pudo regresar con su mamá gracias al amor, la valentía y la perseverancia de Andreina.
Desde ese día, la historia de Andreina y los Siete Saltos se convirtió en un relato inspirador para todos los niños del pueblo, recordándoles que el amor, la valentía y la bondad siempre triunfan ante los desafíos más difíciles.
FIN.