Las Sirenas de Cancún



Un grupo de 16 alumnos de 5to semestre de la licenciatura en español decidió hacer un viaje a Cancún para celebrar el fin del semestre. La emoción era contagiosa, y todos estaban listos para disfrutar del sol y la playa.

Llegaron a Cancún y no podían creer lo hermoso que era el lugar. Con ganas de hacer nuevas experiencias, decidieron ir a la playa más famosa de la región.

"¡Miren qué azul está el agua!" - dijo Laura, una de las alumnas, con los ojos brillando de emoción.

"¡Sí! Vamos a nadar ya!" - agregó Marcos, uno de los chicos del grupo.

Mientras nadaban, algo extraordinario sucedió. En medio de las olas, cuatro hermosas sirenas emergieron. Sus cabellos dondeados brillaban como el oro al sol y sus voces eran melódicas.

Las sirenas comenzaron a cantar, y los cuatro chicos, Marcos, Tomás, Javier y Daniel, se quedaron embobados.

"¡No puedo dejar de mirarlas!" - dijo Tomás, completamente hipnotizado.

"¡Espera! Esto no es normal…" - advirtió Sofía, una de las chicas, al ver que los chicos se estaban acercando al agua.

Antes de que pudieran darse cuenta, las sirenas hechizaron a los cuatro chicos, llevándolos hacia el fondo del mar.

"¡Chicos! ¡Regresen!" - gritaron las chicas al unísono.

"¡No se vayan con ellas! ¡Nos necesitan aquí!" - añadió Camila, asustada.

Las chicas se organizaron para intentar salvar a sus amigos. Tuvieron una idea: si podían desafiar a las sirenas con un canto tan poderoso como el suyo, tal vez podrían romper el hechizo.

"¿Y si hacemos una canción sobre lo que somos?" - sugirió Laura.

"Me gusta la idea, pero necesitamos palabras que entrelacen nuestra amistad con ellos" - replicó Sofía.

"¡Vamos a trabajar juntas!" - animó Camila, determinada.

Las chicas se sentaron en la playa, uniendo sus talentos para crear una melodía que hablara del amor y la amistad. Al poco tiempo, estaban listas. Con sus voces fuertes, comenzaron a cantar, mientras los chicos seguían embobados.

El canto de las chicas se elevó al cielo y resonó en el agua.

"¡Escuchan, chicos! ¡No se olviden de nosotras!" - gritaron en la canción.

Algo mágico sucedió. Con cada nota que resonaba, las sirenas comenzaron a perder fuerza. El hechizo que mantenía a los chicos atrapados empezaba a desvanecerse.

"¡Despierten! ¡Recuerden quienes son!" - gritaron con todas sus fuerzas.

Finalmente, los chicos comenzaron a reaccionar. Sus ojos empezaron a enfocarse.

"¿Qué pasó?" - preguntó Marcos, confundido.

"Nos salvaron. ¡No podemos dejarlas ir así!" - exclamó Daniel, mientras se acercaban dudosos a las chicas.

Las sirenas, sintiendo que su hechizo había sido roto, nadaron lejos, dejando solo una estela de burbujas.

"¡Lo logramos!" - celebraron las chicas, abrazando a sus amigos.

"Gracias por traernos de vuelta…" - dijo Tomás, agradecido.

"Siempre estamos juntas, pase lo que pase" - respondió Camila, sonriendo.

Desde aquel día, los chicos nunca olvidaron la lección que aprendieron: el verdadero poder de la amistad es más fuerte que cualquier hechizo. Así volvieron a Puebla, no solo como compañeros de clase, sino como un gran grupo unido por una experiencia mágica inolvidable.

FIN.

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