Las Sirenitas Obedientes y Pipis el Pulpo
En lo profundo del océano, vivían tres sirenitas llamadas Marina, Perla y Coral. A diferencia de la mayoría de las sirenitas traviesas, estas niñas eran muy obedientes, amables y siempre escuchaban a su mamá sirena. Les encantaba jugar juntas, peinarse el cabello con algas marinas y, por supuesto, bañarse en las burbujas del mar. Tenían un amigo muy especial llamado Pipis, un pulpo de color rojo brillante que siempre los acompañaba en sus travesuras.
Un día, mientras exploraban los tesoros del fondo del mar, se encontraron con un delfín llamado Delfi, que parecía muy triste. -¿Qué te pasa, Delfi? -preguntó Marina con curiosidad. - ¡Oh, es que no encuentro mi collar de conchas! Es muy importante para mí -respondió el delfín con voz preocupada. Las sirenitas, sin dudarlo, se ofrecieron a ayudar a su amigo Delfi a buscar su collar perdido.
Durante la búsqueda, se encontraron con un tiburón malhumorado llamado Don Temible, quien al ver a las sirenitas y a Pipis, empezó a gruñir. -¿Qué hacen ustedes aquí molestando en mi territorio? -dijo el tiburón con voz amenazadora. Pero antes de que pudieran responder, apareció una ballena gigante llamada Valentina, que con su imponente presencia asustó al tiburón, quien salió nadando rápidamente. Valentina les explicó a las sirenitas y a Pipis que el tiburón siempre se comportaba así, pero en realidad tenía un buen corazón.
Siguiendo las indicaciones de Valentina, las sirenitas y Pipis encontraron el collar de conchas de Delfi, que había quedado atrapado en un arrecife de coral. Delfi estaba feliz y agradecido, y les prometió invitarlas a dar un paseo en su lomo por el océano. Las sirenitas entregaron el collar a Delfi, quien les agradeció con un gran salto de alegría.
Al regresar a su casa, las sirenitas contaron a su mamá sirena toda la aventura vivida y cómo habían ayudado a su amigo Delfi. La mamá sirena estaba muy orgullosa de ellas y les recordó lo importante que es ser obedientes, amables y solidarias, como habían demostrado ser. Desde ese día, las sirenitas y Pipis siguieron disfrutando de sus travesuras, pero siempre recordando las lecciones aprendidas: la importancia de la obediencia, la amabilidad, la solidaridad y el valor de la amistad.
FIN.