Las Superhéroes de la Noche



En la ciudad de Buenos Aires, cuando la luna asomaba su cara plateada, dos hermanitas, Francisca y Margarita, se ponían sus capas mágicas y se transformaban en las mejores superheroínas de la ciudad. Con su fiel perrito Barú a su lado, estaban listas para vivir aventuras extraordinarias.

Una noche, mientras sus papás, Ximena y Marco, se preparaban para dormir, un misterioso destello iluminó el cielo.

"¿Viste eso?" - preguntó Francisca con ojos brillantes.

"Sí, es algo raro... tenemos que investigar" - respondió Margarita, ajustándose su capa.

Con un salto, Barú ladró emocionado, como si supiera que la aventura estaba por comenzar.

Al salir al balcón, las hermanitas notaron que varias criaturas traviesas estaban causando problemas en el barrio. Eran los Gatomonstruos, unas pequeñas criaturas peludas que adoraban robar los juguetes de los niños.

"¡Barú, necesitamos tu olfato!" - dijo Francisca.

"¿Listo chico? ¡Vamos a rescatar esos juguetes!" - añadió Margarita.

Barú comenzó a olfatear el aire mientras las hermanitas volaban en sus escobas mágicas. Pronto, llegaron a un parque donde los Gatomonstruos estaban jugando con los muñecos robados.

"¡Alto, Gatomonstruos!" - gritó Francisca. "Devuelvan los juguetes a los niños, por favor!"

"¿Y si no?" - respondió uno de los Gatomonstruos, haciendo una mueca.

"Si no lo hacen, nosotras usaremos nuestros poderes mágicos para hacerlos desaparecer!" - exclamó Margarita, con valentía.

Los Gatomonstruos se miraron entre sí, dudando. Pero de repente, uno de ellos, el más pequeño, dijo:

"No queremos que desaparezcan, sólo queríamos jugar. ¡Nunca tuvimos juguetes!"

Francisca y Margarita se miraron con comprensión.

"¿Y si les traemos algunos juguetes para que compartan?" - propuso Margarita.

"Sí, sí! ¡Prometemos no robar más!" - dijo el Gatomonstruo más grande.

Las hermanitas usaron su magia para crear un baúl lleno de juguetes de peluche, bloques y juegos para que los Gatomonstruos pudieran jugar sin hacer travesuras.

"¡Guau! ¡Gracias!" - dijeron al unísono los Gatomonstruos, saltando de alegría.

Con su misión cumplida, Francisca, Margarita y Barú regresaron a casa, donde sus papás ya estaban tranquilos viendo una película en la televisión. La noche estaba tranquila y parecía que todo había vuelto a la normalidad.

Ya en sus camas, las hermanitas se miraron con complicidad.

"¡Fue una gran aventura!" - dijo Francisca.

"Sí, y aprendimos que siempre hay que dialogar antes de actuar. Todos merecen una oportunidad." - respondió Margarita con una sonrisa.

"Y ahora, a dormir, superhéroes. Mañana será otro día lleno de sorpresas." - concluyó Barú, acomodándose entre las dos.

Así, en el silencio de la noche, Francisca, Margarita y su valiente Barú se quedaron dormidos, listos para soñar con nuevas aventuras y esperando su próxima misión en la gran ciudad.

FIN.

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