Las Superheroínas del Reciclaje
Era una soleada mañana en la ciudad de Verdeluz. Júlia, Carme y Naty, tres amigas inseparables, estaban sentadas en el parque. Mientras disfrutaban de un picnic, observaron que muchos de los residuos que la gente dejaba atrás estaban mal clasificados. Con una mirada de preocupación, Carme exclamó:
"¡Chicas, miren ese desastre! No pueden tirar plástico en el contenedor de papel. ¡Es un horror!"
Júlia, que siempre tenía buenas ideas, agregó:
"¡Podríamos hacer algo! Si la gente no sabe cómo reciclar, podríamos ayudarlos a aprender."
Naty, que siempre estaba llena de energía, propuso:
"¡Sí! ¿Y si nos convertimos en superheroínas del reciclaje? Llevaremos alegría y consejos de reciclaje a la ciudad. ¡Podemos tener nuestras capas y todo!"
Las tres chicas se miraron emocionadas y decidieron transformarse en las superheroínas del reciclaje. Se hicieron sus capas con bolsas de plástico recicladas, y cada una tenía un logo que representaba su compromiso: un árbol, un reciclaje y una gota de agua.
Al día siguiente, las chicas organizaron su primera misión. Paquetitos coloridos llenos de pegatinas, folletos y objetos reciclados para enseñar a los niños del vecindario. En la plaza, se unieron a un grupo de niños jugando y les gritaron:
"¡Hola, amigos! Somos Júlia, Carme y Naty, las superheroínas del reciclaje. ¡Hoy aprenderemos a cuidar el planeta juntos!"
Los chicos se acercaron intrigados. Carme tomó la palabra:
"El reciclaje es muy importante porque ayuda a cuidar nuestro hogar, el planeta. Si cada uno aporta un granito de arena, podemos hacer una gran diferencia."
"¿Y cómo lo hacemos?" preguntó uno de los niños.
Naty, siempre llena de alegría, respondió:
"Es fácil, solo hay que recordar clasificar los residuos. ¡Veamos un ejemplo! Vamos a separar estos materiales que traje."
Júlia comenzó a mostrar distintos tipos de materiales: papel, cartón, vidrio y plástico. Juntos, los niños aprendieron los diferentes contenedores y lo que cada uno debía llevar. Cuando terminaron, sortearon premios entre los que habían participado.
Pero justo cuando todo parecía ir perfecto, apareció un niño llamado Lucas, que era un poco escéptico.
"Es todo muy lindo, pero reciclar lleva tiempo. ¿Por qué debería hacerlo?" preguntó con un gesto de duda.
Las chicas, sin desanimarse, se miraron y se acercaron a él.
"Porque cada vez que reciclamos, estamos ayudando a que los árboles crezcan, a que el agua esté más limpia y a que nuestros animales estén a salvo. Si no reciclamos, todo eso se puede perder."
Lucas se quedó pensando. Entonces, Naty tuvo una idea brillante:
"¡Vamos a hacer una competencia! Los que reciclamos más en una semana, ganamos un premio especial. ¿Qué les parece?"
Los niños, emocionados, aceptaron. Así fue como comenzó la gran competencia de reciclaje. Cada día, las superheroínas visitaban a los niños, les enseñaban más sobre el tema y acumulaban puntos en función de los materiales reciclados.
Sin embargo, lo que las chicas no sabían era que Lucas había estado recogiendo todo tipo de objetos extraños. Al final de la semana, la reunión final se hizo en la plaza. Todos estaban nerviosos por saber quién habría ganado. Mientras contaban los puntos, Carme, Júlia y Naty se sorprendieron al ver a Lucas con una enorme cantidad de residuos reciclables.
"Increíble, Lucas, ¡has reciclado más que nadie!" exclama Carme, mientras todos aplaudían.
Lucas, sonriendo, respondió:
"Sí, pero lo hice porque al principio no creía en todo esto. ¡Pero cuando vi lo que ustedes hacían, me di cuenta de que era importante ayudar!"
Las chicas, emocionadas, subieron a Lucas al escenario y le dieron un premio especial: una mochila de tela ecológica, y le explicaron que cada día podía seguir ayudando al planeta con pequeñas acciones.
Al final, las superheroínas del reciclaje con sus amigos decidieron continuar con su misión. Se comprometieron a hacer charlas en la escuela, talleres y hasta una pequeña feria de reciclaje donde todos pudieran llevar sus objetos reciclables.
La ciudad de Verdeluz no volvió a ser la misma. Gracias a Júlia, Carme, Naty y sus nuevos amigos, el reciclaje se convirtió en algo que todos querían hacer, y juntos se cuidaron y disfrutaron de un mundo más limpio y frondoso.
Los días pasaron, y las superheroínas del reciclaje siempre recordaron que incluso un pequeño esfuerzo puede hacer una gran diferencia. Y así fue como lograron cambiar su ciudad, un reciclaje a la vez.
FIN.