Las Tablas Mágicas de Multiplicar



Era un hermoso día en la escuela de la localidad de Villa Colores. Los alumnos de cuarto grado esperaban ansiosos la llegada de la profesora Clara. Todos sabían que esa semana era especial porque se haría una competencia sobre las tablas de multiplicar. Sin embargo, los estudiantes, un grupo muy singular, eran bastante desinteresados en aprender.

Entre ellos estaba Lucas, un niño muy curioso pero que prefería jugar videojuegos antes que estudiar. "¿Por qué tengo que memorizar esas tablas? Es tan aburrido"- se quejaba Lucas al lado de sus amigos.

"Es cierto. No entiendo para qué sirven"- respondió Sofía, otra de sus compañeras. "Lo único que quiero es ser artista y nunca necesito multiplicar cosas para pintar"- agregó con un suspiro.

La profesora Clara entró al aula con una gran sonrisa en el rostro. "Buenos días, chicos. ¿Están listos para aprender algo nuevo?"- Dijo mientras sostenía un gran libro en sus manos. "Hoy vamos a descubrir el misterio de las tablas de multiplicar"- continuó, despertando más desinterés entre los alumnos.

"Misterio, en serio?"- preguntó Lucas en tono burlón. "Cuando sea detective, a lo mejor me interesa"- se rió y se cruzó de brazos.

Sin embargo, la profesora Clara decidió usar una táctica especial. "Ustedes creen que las tablas son solo números, pero en realidad esconden magia"- soltó.

Los alumnos la miraron con desconcierto. "¿Magia?"- murmuró Sofía, entrecerrando los ojos.

"Exacto. Las tablas de multiplicar son como un hechizo que nos permiten hacer cosas increíbles. Los invito a un viaje mágico donde descubriremos su verdadero poder"- dijo la profesora, sus ojos brillando de entusiasmo.

Los alumnos, aunque escépticos, sintieron la curiosidad crecer en ellos. "¿Un viaje mágico?"- preguntó Lucas, finalmente interesado. "¿A dónde vamos?"-

"A través del mundo de la multiplicación, donde los números se convierten en personajes, y cada tabla tiene su propia historia"- explicó Clara.

Así, la profesora hizo que los niños cerraran los ojos y se imaginaran volando a un país donde los números danzaban y se unían para formar comunidades.

Cuando abrieron los ojos, se encontraron rodeados de vívidas criaturas numéricas. Un enorme 1 se acercó y exclamó: "¡Bienvenidos al Reino de las Tablas Mágicas!"-.

"Hola, 1. ¿Qué hacemos acá?"- preguntó Sofía, mirando alrededor en asombro.

"Han sido elegidos para resolver los acertijos de las tablas"- respondió el 1 con carácter. "Si logran resolverlos, podrán obtener valiosas herramientas y conocimientos para sus futuras aventuras"-.

Los niños se miraron entre sí, emocionados, y decidieron probar. Con cada número que encontraban, había un desafío. Por ejemplo, el 2 les propuso: "Si multiplican 2 por 3, ¿cuántas estrellas tienen?"-

"¡Seis!"- gritó Lucas, recordando de repente lo aprendido en clase.

El 2 sonrió y les regaló una estrella de oro. Con cada desafío resuelto, los niños recogían estrellas y aprendían sin darse cuenta sobre las tablas. Desde el 4, hasta el 9, cada número tenía un cuento y un aprendizaje especial.

Al final del día, habían acumulado un sinfín de estrellas y se dieron cuenta de que eran más capaces de lo que pensaban.

"¡Esto es genial!"- exclamó Sofía. "Nunca imaginé que las tablas pudieran ser tan divertidas"-.

"Sí, esto es como un videojuego donde ganamos cosas reales"- añadió Lucas, mirando las estrellas en su mano. "¡Vamos por más!"-

Finalmente, regresaron a su aula enfocados y llenos de energía. La profesora Clara sonreía al verlos. "¿Ya ven? Las tablas no son solo números, son herramientas mágicas que les ayudarán en la vida"-.

Desde ese día, no solo aprendieron las tablas de multiplicar, sino que también se dieron cuenta de que aprender podía ser una aventura divertida. Al final, Lucas, Sofía y sus amigos se convirtieron en los expertos en multiplicación del salón, compartiendo sus nuevas habilidades con el resto de sus compañeros.

"No hay nada más emocionante que aprender algo nuevo, ¿verdad?"- dijo Lucas un día, mientras ayudaba a sus amigos.

Y así, en Villa Colores, todos los estudiantes sabían que aprender las tablas de multiplicar era un viaje maravilloso lleno de sorpresas.

FIN.

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