Las texturas de Pancho
Había una vez un pequeño oso panda llamado Pancho.
Era el más tierno y juguetón de toda la selva, pero había algo diferente en él: su pelaje tenía texturas raras que hacían que se viera distinto a los demás osos pandas. Un día, mientras jugaba con sus amigos, escuchó algunas risas y murmullos detrás de él. Al darse vuelta, notó que todos los animales lo miraban extrañados por su pelaje diferente. - ¿Qué pasa? - preguntó Pancho confundido.
- Nada... es solo que nunca habíamos visto un oso panda con texturas raras como las tuyas - respondió uno de sus amigos. - Ah - dijo Pancho triste. Se sentía diferente y eso le hacía sentir mal.
Esa noche, en su madriguera, Pancho no podía dejar de pensar en lo que habían dicho sus amigos. Sentía como si no perteneciera a la selva por ser diferente a los demás osos pandas.
Pero justo cuando estaba a punto de dormirse, escuchó una voz suave:- Hola, pequeño oso panda ¿Por qué estás tan triste? Pancho se dio vuelta y vio a un búho sabio posado en una rama cercana.
- Hola señor búho - saludó Pancho tímidamente -, estoy triste porque mis amigos dicen que soy diferente por mi pelaje con texturas raras. - Ah sí... tu pelaje es único e interesante - dijo el búho sonriendo -.
Pero recuerda algo importante: ser diferente es bueno. - ¿Bueno? ¿Cómo puede ser bueno si me hace sentir mal? - preguntó Pancho confundido. El búho sabio explicó que al ser diferentes, cada uno tiene habilidades únicas y especiales que los demás no tienen.
Y que eso es lo que hace a cada individuo especial y valioso.
Además, le contó la historia de un pájaro con plumas de colores brillantes que todos admiraban por su belleza, pero él se sentía triste porque no podía camuflarse en el bosque como los otros pájaros. Sin embargo, un día una tormenta azotó la selva y solo aquel pájaro pudo guiar a sus amigos hacia un refugio seguro gracias a sus plumas brillantes.
Pancho entendió entonces que ser diferente no era algo malo sino todo lo contrario: era algo bueno y valioso. Al día siguiente, cuando salió de su madriguera para jugar con sus amigos, notó que algunos aún seguían murmurando sobre su pelaje raro.
Pero esta vez, Pancho respondió con orgullo:- Sí... mi pelaje es diferente pero eso me hace especial e interesante. Los animales se quedaron sin palabras ante la respuesta del pequeño oso panda.
Algunos incluso se acercaron a tocar su pelaje único y descubrieron lo suave y cálido que era. A partir de ese día, Pancho se sintió más seguro de sí mismo y empezó a explorar nuevas habilidades gracias a las texturas raras en su pelaje.
Descubrió así nuevos talentos como trepar árboles más rápido o nadar mejor en el río. Y desde entonces, todos los animales de la selva aprendieron una importante lección: valorar las diferencias entre ellos mismos y aceptarlas como algo valioso y especial.
Y así, Pancho el pequeño oso panda con texturas raras se convirtió en un ejemplo de aceptación y amor propio para toda la selva.
FIN.