Las tortugas matemáticas
"Pero, ¿y eso de igualar a 12? ¿Qué significa?".
Tita tomó una hoja de lirio y empezó a hacer algunos dibujos.
"Significa que si multiplicamos el valor de 'x' por sí mismo, luego lo multiplicamos por 3, obtendremos 12. Pero, ¿qué número sería 'x'?".
Tito pensó en silencio y recordó que tenían algunas algas en su charca.
"Si 3x al cuadrado es igual a 12,
¿qué pasaría si dividimos ambos lados por 3?".
"¡Eso es una gran idea, Tito! Abreviando, queda que x al cuadrado es igual a 4".
"Entonces, ¿cuál sería el número que al multiplicarse por sí mismo dé 4?".
Ambas tortugas se miraron emocionadas.
"¿Ya sabés, Tita?" preguntó Tito esperanzado.
Tita, con una sonrisa, respondió:
"¡Sí! El número sería 2, porque 2 por 2 es 4. Pero también podría ser -2, porque un número negativo multiplicado por sí mismo también da un resultado positivo.".
"Vaya, nunca lo hubiera pensado. Así que hay más de una respuesta. ¡Las matemáticas son como magia!" dijo Tito entusiasmado.
Pero, entusiasmadas, no se dieron cuenta de que la tarde comenzaba a oscurecerse y el tiempo se les pasaba volando. Sin embargo, algo más curioso estaba sucediendo.
"Oye, Tita, ¿crees que podamos usar esto con las de la charca?" preguntó Tito.
"¡Claro! Podemos organizar una pequeña carrera para ver quién resuelve la ecuación más rápido", propuso Tita.
Ambas tortugas decidieron invitar a sus amigos: las ranas bailarinas y el pez sabio.
"¡Vengan todos! ¡Vamos a resolver problemas matemáticos juntos!" gritó Tito.
Los amigos llegaron y, ante las tortugas, les dieron la bienvenida.
"Nosotros estamos aquí para aprender también. ¿Nos ayudarán con las matemáticas?".
Así, juntos, empezaron a resolver diferentes ecuaciones. Cada uno aportaba sus ideas, haciendo dibujos en la arena y usando piedras para contar. Aprendieron a sumar, restar y multiplicar, mientras brincaban y hacían bromas.
De inmediato, las tortugas se convirtieron en las maestras del grupo. Se reían y compartían su alegría de aprender de manera divertida.
Al final del día, Tito preguntó a todos:
"¿Qué aprendimos hoy?".
Las ranas se pusieron a croar felices:
"¡Las matemáticas son como un juego!".
Y así, en la charca de Laguna Verde, no solo aprendieron sobre matemáticas, sino que también fortalecieron su amistad. Las tortugas se dieron cuenta de que lo más importante era compartir el conocimiento, como un buen plato de algas para todos.
Tita miró a Tito y dijo:
- “Hoy fue un gran día. ¿Sabés qué? A veces las respuestas a nuestras preguntas están más cerca de lo que pensamos, solo necesitamos un empujoncito y compartirlas.”
- “Exacto, Tita. ¡Las matemáticas son divinas! ” contestó Tito, mientras juntos disfrutaban del último rayo de sol del día, felices de haber tomado conciencia sobre el poder de aprender juntos.
FIN.