Las trágicas vacaciones de la familia Lucateco



Era el último viaje del año y la familia Lucateco estaba lista para disfrutar de las vacaciones de Navidad. Papá, mamá y los tres hermanos, Lucas, Cami y el pequeño Tomi, subieron al auto cargado de regalos y sonrisas hacia una misteriosa ciudad llamada Ruinas del Sol, famosa por sus antiguas leyendas.

"¿Viste, mamá? Mirá cuántas luces!" - exclamó Cami, asomándose por la ventana.

"Sí, cielito, ¡es hermosa!" - respondió mamá, mientras papá sonreía, emocionado de llegar a su destino.

A medida que se adentraban en la ciudad, las luces comenzaron a desvanecerse y las casas parecían más viejas y desmoronadas. Era como si el tiempo se hubiera detenido y los árboles estaban cubiertos de una extraña neblina.

"¿Estás seguro de que es aquí, papá?" - preguntó Lucas, un poco preocupado.

"Sí, hijo, el mapa dice que es aquí. Tendremos una aventura inolvidable" - respondió papá con confianza.

Después de instalarse en un pequeño hotel, la familia decidió explorar. Mientras caminaban por las calles, encontraron un viejo mercado con objetos antiguos. De repente, un extraño objeto atrapó la atención de Tomi.

"Miren esto, ¿qué es?" - dijo mientras sostenía una pequeña puerta de madera adornada con extrañas inscripciones.

"No toques eso, Tomi!" - advirtió Cami, pero ya era demasiado tarde. Tomi empujó la puerta, y en un instante una luz brillante envolvió a la familia.

Cuando la luz se desvaneció, se encontraron en un mundo completamente diferente. Era un lugar colorido y vibrante, lleno de criaturas mágicas y árboles que hablaban.

"¡Bienvenidos, viajeros!" - dijo un árbol de hojas brillantes. "Ustedes han abierto la puerta del Reino de los Recuerdos. Aquí, los momentos perdidos cobran vida."

"¿Momentos perdidos?" - preguntó Lucas.

"Sí, aquí pueden ver recuerdos de sus vidas. Pero deben tener cuidado; los recuerdos también pueden ser tristes" - explicó el árbol.

Intrigados y emocionados, comenzaron a explorar. Cada uno de ellos empezó a ver diferentes momentos de su vida. Cami vio a su mejor amiga en su primer día de escuela, Tomi se quedó fascinado al ver a su familia paseando en la nieve, y mamá vio momentos de felicidad con su propia madre.

"¿Qué hermosa experiencia!" - dijo mamá con lágrimas en los ojos. "Pero, ¿por qué hay tristeza en algunos recuerdos?"

"Porque la tristeza es parte de la memoria, y recordar nos ayuda a aprender y a crecer" - respondió el árbol sabiamente.

De repente, la luz comenzó a brillar de nuevo. La familia Lucateco se dio cuenta de que estaban perdiendo el tiempo en ese mundo maravilloso. Tenían que volver, pero había un problema: la puerta por la que habían entrado estaba desapareciendo.

"¡Rápido! Tenemos que encontrar el camino de regreso!" - gritó papá.

"¡Busquemos el árbol que nos trajo aquí!" - sugirió Lucas con determinación.

Corrieron hacia el árbol y le pidieron ayuda. El árbol, conmovido por su valentía y unidad, les ofreció un trato.

"Si pueden recordar un momento especial juntos como familia, la puerta volverá a abrirse" - les dijo.

La familia se tomó de las manos y comenzó a recordar. Hablaron sobre los días en los que fueron al parque, las noches de juegos de mesa, y especialmente sobre un viaje a la playa donde fueron felices juntos.

"¡Ese fue el día que construimos el castillo de arena!" - recordó Tomi, emocionado.

"Sí! Y nos reímos tanto cuando se cayó!" - agregó Cami.

Entonces, recordaron su amor y la felicidad que compartían. Con esos recuerdos frescos en sus corazones, ¡la puerta apareció de nuevo!"¡Corre!" - gritaron al unísono, y cruzaron el umbral justo a tiempo.

De regreso en Ruinas del Sol, la familia respira hondo, gratamente sorprendida de lo que habían experimentado.

"Fue increíble, aunque un poco aterrador" - dijo Lucas.

"Sí, pero aprendimos que los recuerdos, tanto buenos como malos, nos hacen quienes somos" - agregó mamá.

"¡Y siempre debemos estar juntos!" - concluyó Tomi, sonriendo.

Tras esa aventura, los Lucateco decidieron pasar el resto de sus vacaciones disfrutando juntos, creando nuevos recuerdos y apreciando cada momento en familia. Al final de su viaje, prometieron regresar a Ruinas del Sol, no solo para explorar, sino para recordar lo más valioso que tenían: el amor familiar.

Así, el último viaje del año se convirtió en un recordatorio de que, en las aventuras de la vida, lo más importante es estar rodeado de quienes amamos.

FIN.

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