Las travesuras de Abraham en el preescolar



Abraham era un niño muy curioso y travieso que estaba por iniciar el preescolar. Estaba emocionado por conocer a nuevos amigos y aprender cosas nuevas, pero también estaba ansioso por saber qué travesuras podía hacer.

El primer día de clases, Abraham llegó temprano con su mochila llena de lápices de colores, hojas en blanco y mucha energía. Al entrar al aula, vio a la maestra y a sus compañeros, y no pudo evitar sonreír con picardía.

"¡Hola, soy Abraham! ¿Y ustedes qué les gusta hacer?" -preguntó emocionado. Los niños se presentaron y compartieron sus gustos, mientras la maestra les explicaba las reglas del salón. Abraham escuchaba atentamente, pero en su mente ya estaba ideando alguna travesura.

En el recreo, Abraham decidió jugar al escondite con sus amigos, pero en vez de esconderse, se puso a dibujar con tiza en el suelo.

Cuando la maestra lo descubrió, le explicó que no podía dibujar en el suelo, pero le sugirió que podrían pintar en hojas de papel. Abraham asintió con una sonrisa traviesa. Durante la hora del almuerzo, Abraham intercambió su sándwich con el de su amigo para probar algo nuevo, lo que resultó en risas y chistes entre todos.

Al final del día, la maestra elogió la creatividad de Abraham, pero le recordó que siempre debía seguir las reglas.

A partir de ese momento, Abraham aprendió a canalizar su energía y curiosidad de manera positiva, convirtiéndose en un compañero divertido y respetuoso en el preescolar.

FIN.

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