Las travesuras de Juanjo, el duende del patio



Había una vez en un lindo patio, un pequeño duende llamado Juanjo. Juanjo era muy travieso y le encantaba transformarse en diferentes animalitos solo por diversión.

Un día, mientras paseaba por el jardín, se convirtió en un conejito para poder comer zanahorias de la huerta. Mientras disfrutaba de su deliciosa merienda, escuchó un susurro proveniente de la maceta de tomates. Era Tomás el gusano, que siempre estaba muy preocupado por su corta estatura.

"¡Juanjo, tú que eres tan hábil para cambiar de forma, ¿podrías ayudarme a ser un animal más grande y fuerte?", preguntó Tomás con tristeza. Juanjo, con su infinita bondad, pensó en cómo ayudar a su amigo.

Entonces tuvo una brillante idea y se transformó en una hormiga trabajadora. "Tomás, ¡vamos a la colmena de las abejas! Allí aprenderemos una valiosa lección", declaró Juanjo emocionado. Así, los dos amigos emprendieron el camino hacia la colmena.

Al llegar, observaron el esfuerzo conjunto de las abejas, que a pesar de ser pequeñas, lograban construir cosas maravillosas gracias a su trabajo en equipo. Juanjo y Tomás entendieron que, aunque no podían cambiar su tamaño, podían lograr grandes cosas trabajando unidos.

De regreso al patio, Juanjo explicó a todos los animales la importancia del trabajo en equipo y la aceptación de uno mismo. Desde ese día, el patio se convirtió en un lugar donde reinaba la solidaridad y la amistad.

Y Juanjo, el duende, continuó transformándose, pero esta vez en un símbolo de inspiración para todos.

FIN.

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