Las travesuras de la gata Chimbi



Había una vez, en un pintoresco barrio de Buenos Aires, una gatita traviesa llamada Chimbi. Chimbi era una gata muy curiosa y siempre estaba en busca de aventuras y travesuras por el vecindario.

Un día, Chimbi decidió explorar el jardín de la vecina Doña Rosa, una señora mayor muy amable. La gatita se adentró en el jardín y comenzó a perseguir mariposas y a trepar por los árboles.

Doña Rosa, quien desde la ventana observaba la travesura de Chimbi, salió y le dijo: "Chimbi, querida, no deberías andar por los jardines ajenos sin permiso". Chimbi, con su característica picardía, le respondió: "Maullido, maullido, soy Chimbi, la exploradora felina". Doña Rosa sonrió y le acarició la cabeza a Chimbi.

"Bueno, Chimbi, si quieres explorar, te llevaré al parque para gatos, allí podrás jugar y divertirte todo lo que quieras". Chimbi, emocionada, aceptó la propuesta de Doña Rosa.

En el parque para gatos, la gatita conoció a otros amigos animals y pasó tardes enteras jugando y aprendiendo a respetar los espacios de los demás. Con el tiempo, Chimbi se convirtió en la líder de juegos del parque y enseñaba a los nuevos gatitos la importancia de ser respetuosos y amigables.

Desde entonces, Chimbi siguió explorando, pero siempre respetando a los demás. Y aunque de vez en cuando se escapaba para alguna travesura, su corazón generoso la llevaba de regreso al parque para gatos, donde enseñaba y jugaba con sus amigos.

La travesuras de la gata Chimbi nunca dejaron de sorprender, pero su espíritu aventurero siempre estuvo acompañado de lecciones sobre amistad y respeto.

FIN.

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