Las travesuras de Monocho en la selva


Había una vez en la selva un mono muy travieso llamado Monocho, a quien le encantaba hacer bromas pesadas a todos los animales.

Un día, Monocho decidió esconderle las bananas al elefante Trompita, asustar a la jirafa Larga con ruidos fuertes y tirarle cáscaras de plátano al león Rugido mientras dormía. -¡Ja ja ja! ¡Qué divertido soy! -se reía Monocho mientras veía las reacciones de los demás animales.

Pero lo que no sabía Monocho era que sus bromas estaban lastimando los sentimientos de sus amigos animales. Estaban cansados de ser el blanco de sus travesuras y decidieron reunirse para hablar con él. -¡Monocho, tenemos que decirte algo importante! -exclamó Trompita con voz seria.

-¿Qué pasa? ¿Por qué están tan serios? -preguntó Monocho confundido. -Las bromas que nos haces ya no nos divierten, nos hacen sentir mal y queremos que pares -dijo Larga con tristeza en su voz. -Lo siento mucho chicos, no quería lastimarlos...

Solo quería divertirme un poco -respondió Monocho arrepentido. Los animales se miraron entre sí y vieron la sinceridad en los ojos del mono. Decidieron darle una oportunidad para cambiar su actitud y demostrarles que podía ser un verdadero amigo.

A partir de ese día, Monocho se esforzó por ser amable y considerado con los demás animales. Ayudaba a recolectar frutas para Trompita, acompañaba a Larga en sus paseos por la selva y compartía risas sanas con Rugido.

Poco a poco, fue ganándose nuevamente la confianza y el cariño de todos. Un mes después, la selva entera celebró una gran fiesta en honor a la nueva actitud de Monocho.

Todos bailaron, rieron y disfrutaron juntos como nunca antes lo habían hecho. Fue un momento mágico donde comprendieron que la verdadera diversión está en compartir momentos felices con aquellos que te rodean sin lastimar a nadie.

Desde entonces, Monocho se convirtió en un ejemplo para todos los animales de la selva. Aprendió que las bromas pueden ser divertidas siempre y cuando sean respetuosas y no hieran los sentimientos de los demás.

Y así vivieron felices por siempre jamás en armonía y amistad dentro de esa hermosa jungla donde reinaba el respeto y el compañerismo.

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