Las travesuras del conejo



Había una vez en el bosque un conejo muy travieso llamado Benito. A pesar de ser pequeño, siempre encontraba la forma de meterse en problemas. Un día, mientras jugaba con sus amigos, decidió hacer una travesura inesperada.

-¿Qué están haciendo? -preguntó Benito, apareciendo de repente. -Estamos construyendo unas casitas para las ardillas -respondió Lucas, el mapache.

Sin pensarlo dos veces, Benito decidió ayudar, pero su idea de ayuda involucraba hacer una trampa de ramas y hojas para asustar a las ardillas. Cuando las casitas estuvieron listas, Benito se escondió y esperó a que las ardillas llegaran. Justo cuando iban a entrar, ¡PUM! La trampa se activó y las ardillas salieron corriendo asustadas. Los amigos de Benito lo miraron sorprendidos.

-Benito, ¿por qué hiciste eso? -exclamó Lola, la liebre. -Lo siento, solo quería hacer una broma, no pensé en las consecuencias -se disculpó Benito, arrepentido. Sus amigos lo perdonaron, pero le explicaron lo importante que era pensar antes de actuar.

A partir de ese día, Benito aprendió a ser más considerado con los demás y a pensar en las consecuencias de sus travesuras.

Con el tiempo, se convirtió en un conejo más maduro y responsable, siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. Y juntos, vivieron muchas aventuras más, pero esta vez, sin travesuras.

FIN.

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