Las Tres Brujas Aburridas



Una vez en un pequeño pueblo, durante la noche de Halloween, había tres brujas muy conocidas: Bruja Menta, Bruja Lila y Bruja Rosa. Se pasaban las noches asustando a los niños y a los adultos con sus trucos y encantamientos. Pero después de tanto tiempo, comenzaban a sentir un vacío en sus corazones.

Una noche, mientras estaban en su cueva, Bruja Menta suspiró.

"Estoy cansada de asustar a la gente, me siento tan... aburrida."

Bruja Lila, que siempre tenía muchas ideas, dijo:

"¿No podríamos hacer algo diferente? Podríamos intentar hacer que la gente sonría en lugar de asustarla."

Bruja Rosa, que era la más dulce de las tres, se iluminó.

"¡Eso suena divertido! Pero, ¿cómo lo hacemos? Estamos acostumbradas a ser aterradoras."

Las tres brujas decidieron que esa noche, en lugar de asustar, harían algo especial para el pueblo. Así que salieron volando en sus escobas y comenzaron a recoger dulces y golosinas por todas partes.

Al llegar al centro del pueblo, Bruja Menta dijo:

"Veamos qué reacción tiene la gente."

Las brujas decidieron organizar una fiesta de Halloween llena de sorpresas.

"¿Qué tal si decoramos la plaza?" sugirió Bruja Lila.

Juntas, comenzaron a colgar luces de colores, hacer enormes calabazas sonrientes y preparar juegos divertidos. Mientras trabajaban, se dieron cuenta de que sus risas y la diversión estaban haciendo efecto. Los niños del pueblo comenzaron a acercarse, intrigados por lo que estaban haciendo.

Un grupo de niños se acercó con miedo, pero Bruja Rosa les sonrió ampliamente y les dijo:

"¡No tengan miedo! ¡Ven a jugar con nosotras!"

Los niños empezaron a reírse y a olvidar el miedo, sumándose a la fiesta.

A medida que pasaba la noche, el ambiente se llenó de alegría. Los adultos también se animaron y comenzaron a bailar, a comer dulces y a disfrutar de la compañía.

Bruja Menta miró a sus amigas y dijo:

"Esto es mucho más divertido que asustar a la gente. ¡¡Me encanta! !"

Las tres brujas se dieron cuenta de que efectivamente, hacer sonreír a los demás les daba una felicidad que nunca habían sentido al asustar. En ese momento, decidieron dejar atrás su antiguo estilo y seguir organizando fiestas cada año por Halloween.

Desde entonces, el pueblo disfrutaba de sus celebraciones, lleno de risas y sonrisas. Y aunque a veces hacían travesuras pequeñas y divertidas, nunca más asustaron a nadie.

Así, Bruja Menta, Bruja Lila y Bruja Rosa aprendieron que la verdadera magia estaba en hacer felices a los demás. Y todas las noches de Halloween, el pueblo recordaba con cariño que la alegría siempre es mejor que el miedo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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