Las Tres Brujas y el Libro Mágico



Era una vez, en un tranquilo pueblito llamado Cuentilandia, tres brujas muy peculiares: Lila, Rosi y Trix. A diferencia de las brujas de los cuentos de miedo, ellas eran divertidas y les encantaba hacer hechizos diferentes para ayudar a los niños del pueblo. Cada vez que necesitaban un poco de magia, ahí estaban ellas con su risa contagiosa y su amor por la lectura.

Un día, mientras volaban en sus escobas sobre el pueblo, se dieron cuenta de que algo extraño pasaba. Todos los niños estaban en casa, mirando la televisión y jugando con sus tablets. Se miraron entre sí, y Lila, la más curiosa de las tres, dijo:

- “¡Chicas! ¿Por qué los niños no salen a jugar en vez de estar pegados a esas pantallas? ”

Las otras dos brujas fruncieron el ceño, preocupadas.

- “No lo sé, pero debemos hacer algo. ¡Necesitamos que redescubran la magia de los libros! ” - respondió Rosi, que siempre tenía una idea brillante.

Trix, que amaba contar historias, tuvo un destello de inspiración:

- “¡Ya sé! ¡Hagamos un hechizo para traer un libro mágico a la plaza del pueblo! El libro contará historias que cobrarán vida y atraerán a los niños.”

Y así, las tres brujas volaron a su casa mística, donde tenían un gran libro de hechizos. Rápidamente, buscaron la fórmula adecuada y comenzaron a mezclar ingredientes.

Cuando terminaron, Lila levantó la varita y dijo:'

- “¡Abracadabra, que el libro aparezca y la lectura su vida cambie! ”

De repente, un destello de luz iluminó el cielo, y en medio de la plaza apareció un hermoso libro del tamaño de un árbol. Las páginas brillaban, y sus ilustraciones danzaban.

Los niños, al ver el espectáculo, salieron entusiasmados de sus casas. Se acercaron al libro, con ojos llenos de asombro.

Rosi, con una voz melodiosa, les dijo:

- “Este es un libro mágico que tiene historias increíbles. Si lo abren, los personajes cobrarán vida y podrán vivir aventuras con ellos. Pero deben prometer que leerán uno de sus cuentos.”

Los niños asintieron, emocionados, y comenzaron a pasar las páginas del libro. En un segundo, un dragón salió volando de las páginas, seguido por un caballero valiente, una princesa aventurera y hasta un perro que hablaba. La plaza se llenó de risas y gritos de alegría.

Los niños se lanzaron a jugar con los personajes, pero al poco tiempo, se dieron cuenta de que la magia no duraba para siempre. Cuando el dragón hizo una pirueta en el aire y volvió al libro, Lila les habló de nuevo:

- “¿Vieron? La magia se va si no usas la imaginación. Para vivir siempre aventuras, deben leer y dejar que las historias vuelvan a cobrar vida.”

Los niños, intrigados, miraron a Trix:

- “¿Cómo hacemos eso? ”

Trix sonrió y dijo:

- “Es fácil. Vamos a leer juntos algunas historias en voz alta, y así la magia nunca se va. Cada palabra que lean será un hechizo que los llevará a lugares increíbles.”

Con entusiasmo, los niños formaron un círculo alrededor del libro mágico. Lila, Rosi y Trix eligieron un cuento sobre un viaje en un barco pirata. Todos juntos comenzaron a leer:

- “Erguido en el gran mástil del barco, el joven bucanero…”

Al poco tiempo, estaban navegando por mares tormentosos y enfrentando monstruos marinos, riendo y disfrutando. Cuando terminaron de leer, los personajes regresaron al libro, pero la risa y el asombro siguieron en el aire.

Una vez que la aventura había terminado, Lila miró a los niños y les dijo:

- “¿Vieron cómo la lectura puede llevarlos a lugares que nunca imaginaron? ¡Los libros son auténticos tesoros! ”

Rosi añadió:

- “Si leen con frecuencia, podrán vivir historias tan maravillosas como esta siempre que quieran.”

Desde ese día, en Cuentilandia, los niños se acostumbraron a reunirse en la plaza cada tarde, donde las tres brujas les leían cuentos y les enseñaban la magia de la lectura. Así, los libros dejaron de ser objetos olvidados y se convirtieron en puertas a mundos extraordinarios.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero la magia de los libros nunca se detendrá si decidimos leer al menos un cuento diario.

FIN.

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