Las Tres Ovejitas de Colores
Había una vez, en una pradera brillante y verde, tres ovejitas que eran muy especiales, no solo por ser bien suaves, sino también por el color de su lana. La primera ovejita, llamada Lila, tenía una lana de un hermoso color lavanda. La segunda ovejita, llamada Amarilla, era de un alegre color amarillo como el sol. Y la tercera, llamada Azulina, tenía una lana azul que recordaba al cielo despejado.
Una soleada mañana, Lila, Amarilla y Azulina estaban saltando por la pradera, disfrutando de la brisa suave. De pronto, Lila dijo:
- “¿No sería divertido hacer una carrera hasta el gran roble en el centro de la pradera? ”
- “¡Sí! ¡Amo correr! ” - respondió Amarilla, emocionada.
- “Yo también quiero jugar” - añadió Azulina, moviendo su colita con entusiasmo.
Así que decidieron hacer la carrera. Se alinearon, listas para salir.
- “1, 2, 3... ¡Ya! ” - gritó Lila, y salió corriendo a toda velocidad. Amarilla la siguió de cerca, mientras que Azulina, aunque no era la más rápida, se esforzaba al máximo.
Lila, confiada en su velocidad, se adelantó mucho, mientras que Amarilla corría fuerte, pero también paraba a disfrutar de una hermosa mariposa que volaba a su alrededor.
- “¡Mirá, Lila! ¡Una mariposa! ¡Es hermosa! ” - exclamó Amarilla, mientras se detenía.
- “Apúrate, Amarilla, la carrera no espera! ” - gritó Lila desde lejos.
Pero Azulina, aunque más lenta, tenía una estrategia. Decidió disfrutar de la carrera y observar todo lo que la rodeaba. Se fijó en cómo los pájaros cantaban y las flores bailaban con el viento.
Cuando llegaron al gran roble, Lila fue la primera en llegar.
- “¡Gané! ¡Soy la más rápida! ” - dijo Lila con gran felicidad, sin darse cuenta de que Amarilla aún estaba en el camino, admirando las flores.
Mientras tanto, Azulina llegó a su ritmo, viendo el paisaje.
- “¿Dónde está Amarilla? ” - se preguntó Lila, dándose cuenta ahora de que su amiga aún no había llegado.
Poco después, Amarilla llegó, alegre y con una sonrisa:
- “¡Perdí la carrera, pero encontré muchas flores bonitas! ”
- “Amarilla, lo importante no es ganar, es disfrutar” - dijo Azulina, sonriendo.
Lila, al escuchar esto, se sintió un poco mal por no haber disfrutado del trayecto.
- “Tienen razón, chicas. Estaba tan concentrada en ganar que me olvidé de lo lindo que es correr juntas y observar el mundo” - lamentó Lila.
- “Cada uno tiene su manera de correr y disfrutar” - mencionó Azulina.
Así que las tres decidieron hacer un pacto. Desde ese día, cada vez que corrieran, tendrían un momento para apreciar las maravillas que la pradera les ofrecía. Y así, las tres ovejitas aprendieron a valorar la diversidad: no solo en su color, sino también en sus diferentes formas de disfrutar la vida.
Desde entonces, la pradera estuvo llena de risas y diversión. A veces, Lila corría rápido, Amarilla se detenía a oler las flores y Azulina miraba a su alrededor. Pero al final, todas disfrutaban juntas, aprendiendo unas de otras en el camino.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.