Las tres valientes


Había una vez en un tranquilo pueblo de Argentina, tres amigas inseparables llamadas Abril, Malena y Belén. Las tres tenían personalidades muy diferentes pero se complementaban perfectamente.

Un día soleado, las chicas decidieron ir a la plaza grande para disfrutar del aire fresco y jugar juntas. Mientras jugaban en el parque, Abril le contó emocionada a sus amigas sobre su sueño de ver nevar algún día.

De repente, sin previo aviso, las nubes comenzaron a oscurecerse y empezaron a caer copos de nieve del cielo. Las chicas saltaron de alegría al ver cumplido el sueño de Abril. Corrieron por la plaza riendo y dejando huellas en la nieve recién caída.

Mientras disfrutaban de este maravilloso momento, vieron algo extraño moverse entre los árboles: ¡eran unos pingüinos! Pero estos no eran como los pingüinos tiernos que ellas conocían; estos parecían estar muy enfadados y corrían hacia ellas con actitud amenazante.

Las chicas se asustaron mucho y rápidamente buscaron refugio. Belén tenía una idea brillante: había una pequeña montaña cercana que podía escalar fácilmente para ponerse a salvo. Sin pensarlo dos veces, subió corriendo mientras animaba a sus amigas a seguirla.

Malena logró trepar rápidamente detrás de Belén hasta llegar a la cima. Pero cuando Abril intentó hacer lo mismo, uno de los pingüinos pasó junto a ella y comenzó a perseguir a Belén por la montaña. Abril no sabía qué hacer.

Estaba atrapada en la base de la montaña, sin poder alcanzar a sus amigas y con un pingüino agresivo persiguiendo a Belén. Pero en lugar de entrar en pánico, Abril decidió enfrentar su miedo y buscar una solución.

Recordó que llevaba consigo una cuerda resistente para emergencias. Rápidamente la desenredó y empezó a lanzarla hacia arriba, tratando de alcanzar a Malena y Belén en lo alto de la montaña.

Malena vio la cuerda caer cerca de ella y ayudó a Belén a aferrarse mientras Abril tiraba con todas sus fuerzas desde abajo. Con trabajo en equipo lograron que Belén llegara hasta ellas y estuvieran juntas nuevamente.

El pingüino agresivo se detuvo al ver que las chicas estaban unidas y no podía separarlas. Decidieron bajar lentamente por el otro lado de la montaña, evitando al pingüino mientras él se alejaba.

Una vez seguras en el suelo, las chicas se dieron cuenta de que habían aprendido una valiosa lección: nunca debían dejar que el miedo les impidiera encontrar soluciones creativas para superar los obstáculos.

Desde aquel día, Abril, Malena y Belén continuaron teniendo aventuras juntas, pero siempre recordaron que trabajar como equipo era fundamental para superar cualquier desafío que pudiera aparecer en su camino. Y así, estas tres amigas demostraron al mundo entero cómo enfrentarse al miedo con valentía e ingenio puede llevarnos más allá de nuestros límites.

Juntas, vivieron muchas más historias llenas de risas y aprendizajes, convirtiéndose en un ejemplo de amistad para todos los que las conocían.

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