Las uñas mágicas de Hanna


Hanna era una niña muy creativa y siempre le gustaba experimentar con nuevas ideas. Un día, se dio cuenta de que podía hacer diseños increíbles en las uñas de sus amigas y familiares.

Así que decidió convertir su pasión por el arte de las uñas en un emprendimiento. Hanna montó un pequeño salón de belleza en su casa, donde empezó a ofrecer servicios de manicura con los diseños más locos e innovadores que se pudieran imaginar.

Sus clientes quedaban maravillados con lo que ella podía hacer en sus uñas. Un día, llegó una clienta muy especial llamada Sofía.

Sofía era una niña triste y solitaria que había perdido la confianza en sí misma después de ser objeto de burla por parte de otros niños debido a su apariencia física diferente. "Hola, bienvenida al salón Hanna Nails ¿Qué servicio te gustaría hoy?"- preguntó Hanna con una gran sonrisa.

"Solo quiero algo sencillo porque no quiero llamar la atención"- respondió tímidamente Sofía. "¿Estás segura? Yo puedo hacerte algo realmente hermoso y único" -dijo Hanna tratando de animarla"Además, todas somos especiales a nuestra manera".

Después de pensarlo un poco, Sofía aceptó la propuesta y dejó que Hanna le hiciera unas uñas increíbles. Cuando terminaron, Sofía se miró las manos y no podía creer lo hermosas que lucían. "¡Wow! ¡Son impresionantes!"- exclamó emocionada Sofía"No sabia que mis manos pudieran verse tan bonitas".

Hanna se sintió muy feliz por haber podido hacer que Sofía se sintiera mejor consigo misma. Desde ese día, Sofía comenzó a visitar el salón de Hanna con frecuencia y poco a poco fue recuperando su confianza en sí misma.

Un día, mientras Hanna estaba trabajando en las uñas de otra cliente, escuchó un fuerte ruido afuera de la casa. Al salir para ver qué había pasado, encontró a un grupo de niños que habían tirado piedras a su ventana.

"¡Eh! ¿Qué están haciendo? ¡Dejen de hacer eso!"- les gritó Hanna muy molesta. "Miren chicos, es la niña loca que hace diseños raros en las uñas"- dijo uno de los niños riéndose.

Hanna se sintió muy triste y frustrada al darse cuenta de que todavía había personas que no entendían su arte y la juzgaban por ello. Pero recordando lo que le había dicho a Sofía aquel día decidió no dejarse vencer por los comentarios negativos.

"No soy una niña loca, solo tengo una forma diferente de expresarme" -les respondió Hanna con seguridad"Además, mis clientes están felices con lo que hago y eso es lo más importante".

Los niños se quedaron callados ante las palabras valientes de Hanna y finalmente se fueron sin decir nada más. A partir de ese momento, ella continuó trabajando duro en su emprendimiento y demostrándole al mundo que todos tenemos algo especial e único dentro de nosotros.

Y así fue como la pequeña Hanna logró inspirar a otros a través del arte y el amor propio.

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