Las Uvas Aventureras
Érase una vez un hermoso viñedo en la región de Mendoza, donde crecían uvas de todos los colores y tamaños. Entre ellas, había cinco amigas muy especiales: Una uva verde llamada Lila, una uva roja llamada Rubí, una uva negra llamada Nera, una uva amarilla llamada Sol y una uva morada llamada Violeta. Cada una tenía su propio carácter, pero todas compartían un sueño: ser las uvas más jugosas y felices del viñedo.
Un día, mientras tomaban el sol en la cima de una parra, Lila dijo:
"Chicas, ¿no les gustaría aventurarse más allá de nuestro viñedo? Hay todo un mundo allá afuera que debemos conocer."
Rubí, siempre con un espíritu entusiasta, respondió:
"¡Me encanta la idea! Pero, ¿qué pasará si nos perdemos?"
"No te preocupes, Rubí. ¡Nos tenemos unas a otras!" aseguró Nera, haciendo que todas se sintieran un poco más valientes.
Así, decidieron que al día siguiente, emprenderían una gran aventura. Esa noche, las uvas soñaron con paisajes lejanos, ríos brillantes y tierras ignotas.
Al amanecer, partieron. El camino era divertido y lleno de sorpresas. Encontraron mariposas de colores que les contaron sobre un hermoso lago lleno de luz.
"Dijeron que el lago tiene agua dulce que brilla como un tesoro. ¡Debemos ir!" exclamó Violeta emocionada.
Mientras avanzaban, las uvas se toparon con un pequeño arroyo, donde un grupo de ranas croaban alegremente.
"¿Se van al lago?" preguntó una rana curiosa. "Cuidado, hay un camino de espinas que llevan a unos valles oscuros".
"¿Espinas?" preguntó Sol con preocupación. "No, no quiero lastimarme".
"Pero creo que si tenemos cuidado, podemos atravesar las espinas y disfrutar de la vista hermosa del lago" dijo Lila, siempre optimista.
A medida que avanzaban, las espinas comenzaron a aparecer. Las uvas estaban ansiosas y un poco asustadas. Lila tomó la delantera.
"Recuerden, amigas, podemos hacerlo. Vamos en fila y con cuidado". Así lo hicieron, avanzando con determinación.
En su camino, Rubí se detuvo al escuchar un ruido extraño. Del arbusto surgió un enorme zorro.
"¿Qué hacen aquí, uvas?" preguntó el zorro con una sonrisa.
"Vamos al lago brillante" respondieron las uvas al unísono.
"¡Ay, qué divertido! Pero, ¿saben? Hay que tener cuidado, porque el camino sigue lleno de desafíos."
"Sabemos, pero somos un equipo y podemos enfrentar cualquier cosa juntas" dijo Nera, demostrando su valentía.
El zorro, impresionado, les ofreció su ayuda.
"Si me prometen que serán siempre honestas, los llevaré a un camino seguro."
"¡Por supuesto!" dijeron las uvas.
El zorro las guió por un camino diferente, lleno de flores y frescura, lejos de las espinas. Después de un rato de caminar, llegaron a la orilla del lago, que brillaba bajo la luz del sol. Era el lugar más hermoso que habían visto.
"¡Lo logramos!" gritó Sol, emocionada. Todos comenzaron a jugar al borde del lago, saltando y riendo.
"Podemos hacer un brindis por nuestra amistad", sugirió Violeta.
"¡Y por nuestra valentía!" agregó Lila, levantando un pequeño frutal que encontraron en la orilla.
El zorro, que se había convertido en un buen amigo de las uvas, les observó con una gran sonrisa.
"Lo más hermoso de su viaje no es solo llegar, sino cada desafío que enfrentaron y cómo se apoyaron entre ustedes. Eso es lo que las hace especiales".
Las uvas reflexionaron sobre sus aventuras. Habían aprendido a ser valientes, a trabajar en equipo y, sobre todo, a valorar su amistad. Con el corazón lleno de alegría y las barrigas repletas de agua fresca del lago, decidieron que al regresar a su viñedo, contarían a todos sus amigos sobre su aventura, inspirándolos a ser valientes y curiosos.
Y así, contentas y satisfechas, se despidieron del zorro y emprendieron el regreso. Pasaron por flores que nunca habían visto, cantando y riendo de nuevo, agradecidas por todas las lecciones que habían aprendido en ese viaje. A partir de ese día, Lila, Rubí, Nera, Sol y Violeta se convirtieron en las uvas más aventureras del viñedo, y nunca dejaron de buscar su próximo gran viaje.
FIN.