Las Vacaciones de Sofía y sus Amigos



Era el último día de clases y Sofía estaba emocionada. Sus amigos, Tomás y Lila, también estaban ansiosos por las vacaciones. Mientras recogían sus cosas, Sofía dijo:

"¡No puedo esperar para salir a explorar la ciudad!"

"Yo quiero ir al parque y ver los nuevos juegos", respondió Tomás con una sonrisa.

"Y yo quiero hacer una tarde de manualidades en mi casa", dijo Lila, mientras pulsaba su mochila.

Después de algunas semanas de planeaciones, llegó el primer día de vacaciones. Sofía, Tomás y Lila decidieron hacer algo especial. Se reunieron en el jardín de Sofía y dieron rienda suelta a su imaginación.

"¿Qué tal si hacemos un mapa del tesoro?", sugirió Sofía, entusiasmadísima.

"¡Sí! Pero el tesoro tiene que ser algo especial", propuso Tomás.

"Podríamos esconder un cuaderno donde escribamos todos nuestros sueños para el futuro", propuso Lila.

Los tres amigos se pusieron manos a la obra. Hicieron dibujos, llenaron el cuaderno de colores, e hicieron un mapa. Después de esconderlo bajo una piedra en el jardín, decidieron que irían a buscarlo al día siguiente.

El sol brillaba en su primera aventura. Recogieron sus bicicletas y salieron al parque. Al llegar, Sofía se fijó en un grupo de niños.

"Miren, están jugando al fútbol. ¡Vamos a unirnos!", dijo Sofía emocionada.

"Pero no sabemos jugar muy bien", dijo Lila, dudando.

"No importa, podemos intentarlo", insistió Tomás, alentando a sus amigos.

Así, se unieron al juego. Al principio fue difícil, pero todos estaban felices de jugar juntos. Entre risas y caídas, Sofía hizo un gol. Al terminar el juego, los nuevos amigos se acercaron al grupo.

"¡Buen juego! Nunca había jugado con ustedes", dijo un niño que se llamaba Joaquín.

- “¿Nos vemos mañana para jugar otra vez?", preguntó Lila.

"¡Claro!", respondió Joaquín y se despidieron con una sonrisa.

El día siguiente, Sofía, Tomás y Lila decidieron que querían seguir explorando la ciudad. Hicieron un paseo en bicicleta hasta el centro, donde descubrieron una biblioteca pública.

"¡Miren, hay un club de lectura!", exclamó Lila, emocionada.

"¿Vamos a ver de qué se trata?", sugirió Tomás.

Entraron a la biblioteca y se acercaron a la mesa de información. La bibliotecaria, una señora mayor con anteojos, les explicó que podrían leer cuentos juntos y hasta hacer un taller de escritura.

"¡Esto suena genial!", dijo Sofía.

- “¡Sí, aprendamos a inventar historias y a contarlas!", añadió Lila.

Los días pasaron volando. Los tres amigos compartieron risas, historias e incluso hicieron nuevas amistades en el club de lectura. Al final de las vacaciones, decidieron que ya era hora de regresar al jardín donde habían escondido el mapa.

"¿Se acuerdan del tesoro que escondimos?", preguntó Sofía.

"Sí, pero antes de buscarlo, deberíamos escribir sobre nuestras vacaciones en el cuaderno", sugirió Lila.

Escribieron sobre todas sus aventuras, sus nuevos amigos y lo que habían aprendido. Después de hacerlo, Sofía exclamó:

"Ahora sí, ¡vamos a buscar el tesoro!"

Fueron rápidamente al jardín, desenterraron el cuaderno y lo abrieron juntos.

"Miren todas las cosas que soñamos", dijo Tomás.

De repente, Sofía tuvo una gran idea:

"¿Y si hacemos un club de sueños y cada semana lo tratamos de cumplir en nuestras tardes de vacaciones?"

Los tres sonrieron, llenos de emoción por planear su próximo encuentro.

El verano pasó, y con él, un montón de aventuras. Cada uno volvió a las clases con un corazón lleno de historias y sueños, listos para contarles a sus compañeros.

Y así, las vacaciones de Sofía, Tomás y Lila se convirtieron en un capítulo especial en sus vidas, donde no solo encontraron tesoros en un cuaderno, sino también en la amistad y el poder de los sueños.

Fin.

FIN.

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