Las vacaciones en la cabaña misteriosa



Era una soleada mañana de enero cuando Lucas y Sofía, dos primos muy unidos, llegaron a la cabaña que sus padres habían alquilado para pasar las vacaciones. La cabaña estaba situada al final de un callejón rodeado de árboles altos y frondosos. Era un lugar que prometía diversión y aventuras, pero también un poco de misterio.

"¡Mirá qué linda es!" - exclamó Sofía, mientras corría hacia la entrada.

"Sí, me encanta. Espero que tengamos muchas historias para contar al volver a casa" - respondió Lucas, siguiéndola entusiasmado.

Cuando entraron, descubrieron una amplia habitación con paredes de madera y ventanas grandes que dejaban entrar la luz del sol. Sin embargo, había algo extraño en el aire. Un frío inusual recorría la habitación. Lucas y Sofía intercambiaron miradas intrigadas, pero decidieron no darle importancia.

Esa tarde, los primos exploraron los alrededores y jugaron a las escondidas en el bosque. Mientras jugaban, escucharon un ruido que venía de la cabaña.

"¿Escuchaste eso?" - preguntó Lucas, deteniéndose en seco.

"Sí, suena como si alguien estuviera hablando" - dijo Sofía, su voz sonando un poco temblorosa.

Ambos avanzaron lentamente hacia la cabaña, sus corazones latiendo con fuerza. Cuando abrieron la puerta, se dieron cuenta de que la habitación estaba vacía. Solo había un viejo libro de cuentos sobre una mesa.

"Mirá, un libro. Tal vez tenga historias de la zona" - sugirió Lucas mientras hojeaba las páginas desgastadas.

"O quizás, historias de fantasmas" - bromeó Sofía, intentando no asustarse.

Esa noche, mientras se preparaban para dormir, decidieron leer un capítulo del libro juntos. Las historias eran sobre aventuras mágicas y criaturas fantásticas, pero había un relato que llamaba la atención de Sofía. Hablaba de un espíritu guardián que protegía el bosque y a la cabaña.

"¿Y si ese espíritu es quien escuchamos hablar?" - preguntó Sofía, con curiosidad.

"Tal vez solo esté cuidando su hogar" - respondió Lucas, intrigado.

Sin embargo, en su interior sentía un cosquilleo de miedo. Esa noche, mientras dormían, Sofía se despertó por un sonido sutil. Eran suaves risas que provenían del bosque. Emocionada, le dio un codazo a Lucas.

"¡Lucas, despertá! Escuchá, hay alguien allá afuera" - susurró con los ojos brillosos.

"¿Qué? No puede ser, seguro es el viento" - respondió él, medio dormido.

Pero Sofía estaba convencida. Decidieron levantarse y salir a investigar. Al abrir la puerta, el fresco de la noche los envolvió y, se adentraron en el bosque, siguiendo las risas. Pronto llegaron a un claro iluminado por la luz de la luna, donde vieron figuras danzando. Era una fiesta de criaturas del bosque: hadas, duendes y otros seres mágicos estaban ahí, celebrando.

"¡Mirá, Sofía!" - exclamó Lucas, deslumbrado.

"Nunca había visto algo así en mi vida" - dijo Sofía, sorprendida y feliz.

Las criaturas los vieron y los invitaron a unirse a la celebración. Jugaron, bailaron y compartieron historias. Al amanecer, antes de que las criaturas desaparecieran, el espíritu guardián se acercó a ellos.

"Gracias por no tener miedo y por celebrar con nosotros, pequeños humanos. A veces, el misterio guarda hermosos secretos" - les dijo, con una sonrisa cálida.

Al volver a la cabaña, Lucas y Sofía se sintieron emocionados.

"Esto es mejor que cualquier historia de miedo" - dijo Lucas riendo.

"¡Exacto! A veces, lo desconocido no hay que temerlo, sino explorarlo" - respondió Sofía.

Durante el resto de sus vacaciones, los primos visitaron la fiesta mágica cada noche, aprendiendo sobre la amistad y el valor de conocer lo desconocido. Al final de las vacaciones, volvieron a su casa, llevando consigo más que solo recuerdos, sino también lecciones valiosas sobre la valentía y la curiosidad.

Así, compartieron su historia con familiares y amigos, inspirando a todos a mirar el mundo con ojos curiosos y abiertos a la maravilla, sin dejar que el miedo los detenga. Nunca supieron si el espíritu guardián era real o solo fruto de su imaginación, pero eso no importaba; lo que sí sabían era que la aventura de vivir era el mejor cuento que podían contar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!