Las Vacaciones Sorprendentes de Sofía en Corea del Sur



Era un día soleado en Buenos Aires cuando Sofía, una niña de diez años, llegó a casa con una noticia increíble. Su familia había decidido ir de vacaciones a Corea del Sur. Sofía no podía contener su emoción mientras pensaba en las aventuras que les esperaban.

"¡Mamá! ¡Papá! ¡No puedo creer que vayamos a Corea del Sur! Quiero comer kimchi y ver canguros voladores", dijo con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Su mamá se rió.

"Sofía, creo que te estás confundiendo un poco. No hay canguros voladores en Corea, pero sí hay muchas cosas hermosas por descubrir. "

Finalmente, llegó el día del viaje, y Sofía y su familia abordaron el avión con gran alegría. Después de un largo vuelo, aterrizaron en Seúl. La ciudad era un torbellino de luces, sonidos y gente. Sofía observaba todo con asombro.

"¡Mirá, mamá! ¡Esos son los famosos palacios que vi en Internet!", exclamó mientras señalaba el Palacio Gyeongbokgung.

"Sí, Sofía. Y también podemos ver la guardia real", respondió su papá.

Mientras exploraban Seúl, Sofía se encontró con una niña llamada Jisoo, que hablaba un poco de español.

"¡Hola! Yo soy Jisoo. ¿De dónde son ustedes?"

Sofía miró a Jisoo con curiosidad.

"¡Hola! Somos de Argentina. Venimos de vacaciones. ¿Quieres mostrarnos tu ciudad?"

Jisoo sonrió, encantada.

"¡Claro! Los llevaré a mi restaurante preferido. ¡Es el mejor lugar para comer!"

Esa tarde, Sofía y su familia fueron con Jisoo a un pequeño restaurante donde probaron platos típicos coreanos. Sofía se sorprendió cuando Jisoo le enseñó a usar los palillos.

"¿Cómo puedo comer con esto?" preguntó Sofía, con un pequeño fruncido en su ceño.

"Es fácil, solo hay que practicar. ¡Yo te enseñaré!", dijo Jisoo riendo.

Después de varias risas y un par de caídas de arroz, Sofía comenzó a dominar los palillos, y se sintió muy orgullosa.

"¡Mirá! ¡Puedo!" exclamó emocionada.

"¡Eres una experta!", le respondió Jisoo.

Las vacaciones continuaron llenas de aventuras. Jisoo mostró a Sofía y su familia templos antiguos, montañas donde podían hacer senderismo, e incluso les enseñó algunas palabras en coreano.

"Dime cómo se dice gracias en coreano, Jisoo!" preguntó Sofía.

"Se dice 'gamsahamnida'. ¡Intenta decirlo!"

"Gamsahamnida!" repitió Sofía con entusiasmo.

"¡Muy bien!", aplaudió Jisoo.

Sin embargo, un giro inesperado ocurrió un día cuando Jisoo les contó sobre una competencia local en la que los niños podían participar.

"Hay una carrera tradicional de carros de madera, ¡y cualquier niño puede apuntarse!"

"¿Podemos participar?" preguntó Sofía, con los ojos brillantes de entusiasmo.

"Claro, pero necesitarán encontrar madera para construir su carrito", respondió Jisoo mientras sonreía.

Sofía y su familia decidieron participar. Con la ayuda de Jisoo, pasaron toda la tarde buscando piezas de madera y creando su carro en el parque.

"Esto es más divertido de lo que pensé. ¡Estamos haciendo un carrito de carreras!" exclamó Sofía mientras atornillaba una rueda.

El día de la competencia, Sofía se sintió nerviosa pero emocionada.

"No puedo creer que estemos aquí, Jisoo", dijo mientras miraba a su alrededor, llena de adrenalina.

"¡Tú puedes, Sofía! Recuerda, lo importante es participar y disfrutar", la alentó Jisoo.

La carrera comenzó y, para sorpresa de todos, su carro de madera terminó en el primer lugar.

"¡Lo hicimos! ¡Gané!", gritó Sofía mientras abrazaba a Jisoo.

"¡Lo hicimos juntas!", respondió Jisoo, igualmente emocionada.

Las vacaciones en Corea del Sur se convirtieron en una experiencia transformadora para Sofía. Aprendió sobre otra cultura, hizo una amistad especial con Jisoo y se dio cuenta de que a veces las sorpresas más grandes vienen de los momentos más inesperados.

Al regresar a Argentina, Sofía se sintió diferente.

"¡Mamá, después de este viaje quiero aprender sobre otras culturas! Quiero hacer más amigos por el mundo", dijo con determinación.

"Es una excelente idea, Sofía. Las diferencias entre países son lo que nos hace especiales y aprender siempre es valioso", contestó su mamá.

Y así, Sofía no solo trajo un montón de recuerdos hermosos de Corea del Sur, sino también un nuevo sueño: conocer aún más lugares y aprender de cada uno de ellos.

Fin.

FIN.

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