Las valientes amigas y el misterio del gatito perdido
Era una noche estrellada y Jaia estaba emocionada porque su amiga, Lara, se quedaría a dormir en su casa. Las dos niñas eran inseparables y siempre disfrutaban de pasar tiempo juntas.
Cuando llegó la hora de irse a la cama, Jaia notó que Lara parecía un poco nerviosa. "¿Qué pasa, Lara? ¿Estás bien?", preguntó Jaia con preocupación. Lara miró alrededor de la habitación con ojos asustados y susurró: "Tengo miedo a los monstruos".
Jaia entendió perfectamente cómo se sentía Lara porque ella también había tenido miedo a los monstruos en el pasado. Decidió ayudar a su amiga a superar ese temor. "¡No te preocupes, Lara! Juntos podemos enfrentar cualquier cosa", dijo Jaia con determinación.
Las dos niñas comenzaron a buscar debajo de la cama y dentro del armario para asegurarse de que no hubiera ningún monstruo escondido. Después de revisar cada rincón de la habitación, se dieron cuenta de que no había nada allí.
"A veces nuestra imaginación nos juega malas pasadas", explicó Jaia mientras abrazaba cariñosamente a su amiga. "Pero recuerda que somos valientes y fuertes". Lara asintió tímidamente pero todavía parecía insegura.
Fue entonces cuando escucharon un extraño ruido proveniente del patio trasero. Ambas niñas saltaron en la cama asustadas. -¿Qué fue eso? , preguntó Lara temblando. -No lo sé, pero estoy segura de que no es un monstruo -respondió Jaia intentando tranquilizarla.
Decidieron investigar y se aventuraron hacia el patio trasero. Cuando abrieron la puerta, vieron algo que las dejó boquiabiertas: ¡un pequeño gatito asustado! Parecía haberse perdido. Las niñas se miraron y sonrieron al darse cuenta de que no había nada que temer.
El gatito necesitaba ayuda y ellas estaban dispuestas a brindársela. Con cuidado, tomaron al gatito en brazos y lo llevaron adentro de la casa. Le dieron un poco de agua y comida para reconfortarlo.
Lara, olvidándose completamente de su miedo a los monstruos, acarició al gatito con ternura. "Jaia, creo que este pequeño gato también tenía miedo", dijo Lara con una sonrisa en su rostro. Jaia asintió orgullosa.
"A veces es normal sentir miedo, pero cuando nos apoyamos mutuamente podemos superarlo". Poco a poco, Lara fue perdiendo el temor a los monstruos. Las dos amigas pasaron la noche jugando con el gatito y riendo sin preocupaciones.
Desde esa noche, Jaia y Lara aprendieron que juntas eran más fuertes y podían enfrentar cualquier cosa. Aprendieron que el poder de la amistad era capaz de disipar incluso los mayores temores.
Y así fue como Jaia ayudó a su amiga Lara a superar su miedo a los monstruos en una noche llena de aventuras inolvidables.
FIN.