Las valientes amigas y el tesoro subterráneo



Érase una vez, en un tranquilo barrio de Buenos Aires, dos amigas llamadas Sofía y Valentina que decidieron tener una emocionante pijamada. Estaban muy emocionadas por pasar la noche juntas, jugando juegos de mesa y contándose historias de terror.

La tarde pasó volando y llegó la hora de dormir. Las chicas se acomodaron en sus sacos de dormir y apagaron las luces para disfrutar del silencio de la noche.

Pero justo cuando cerraron los ojos, ¡se cortó la luz! El cuarto quedó completamente oscuro y Sofía y Valentina se asustaron un poco. Pero recordaron que eran valientes y decidieron investigar qué había sucedido. Armadas con linternas, salieron al pasillo lentamente.

Fue entonces cuando escucharon un ruido extraño proveniente del sótano. Sin pensarlo dos veces, bajaron las escaleras con mucho cuidado. Al llegar al sótano, descubrieron que algo misterioso estaba sucediendo. Allí encontraron a un pequeño monstruo temblando de miedo en una esquina.

Tenía una apariencia divertida: era animal, verde limón y tenía grandes ojos redondos como platos. -¡Hola! ¿Quién eres tú? -preguntó Valentina con curiosidad. El monstruo levantó tímidamente su cabeza y respondió:-Soy Monchi, el monstruo más torpe del mundo...

Me perdí mientras jugaba por los laberintos subterráneos bajo esta casa. Sofía miró a Valentina con compasión e dijo:-Pobrecito Monchi... Debes estar asustado y solo.

No te preocupes, ¡nosotras te ayudaremos a encontrar el camino de regreso! Las chicas tomaron las manos del monstruo y comenzaron a explorar los oscuros pasillos subterráneos. A medida que avanzaban, descubrieron habitaciones llenas de tesoros perdidos y objetos olvidados.

Monchi se dio cuenta de que no era un monstruo torpe, sino un experto en encontrar cosas valiosas. Su habilidad para detectar tesoros ocultos resultó ser muy útil para Sofía y Valentina. Juntos, los tres amigos recogieron joyas brillantes, libros antiguos e incluso una vieja llave dorada.

Monchi les contó historias emocionantes sobre cada objeto mientras seguían buscando la salida. Después de horas de aventuras subterráneas, finalmente encontraron una puerta misteriosa con un letrero que decía —"Salida" . Llena de emoción, Valentina abrió la puerta y...

¡voilà! Estaban nuevamente en el cálido sótano de la casa. El sol comenzaba a aparecer en el horizonte cuando las chicas llevaron a Monchi al jardín trasero. Allí se despidieron del amigable monstruo con tristeza pero también con alegría en sus corazones.

-Monchi, siempre recordaremos esta increíble aventura contigo. Eres especial tal como eres -dijo Sofía con cariño. -Sí, nunca olvides lo valioso que eres por dentro -agregó Valentina-. Siempre habrá personas dispuestas a ayudarte cuando te sientas perdido o asustado.

Con lágrimas de felicidad en sus ojos, Monchi se despidió con un abrazo y prometió visitar a las chicas en su próxima pijamada.

A partir de ese día, Sofía y Valentina aprendieron que la verdadera valentía no solo reside en enfrentarse a los miedos propios, sino también en ayudar a los demás. Además, descubrieron que incluso los monstruos más extraños pueden convertirse en amigos inesperados. Y así, la amistad entre Sofía, Valentina y Monchi perduró para siempre.

Juntos aprendieron el valor de la empatía, el coraje y la importancia de ser uno mismo sin importar cómo te veas por fuera. .

FIN.

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