Las valientes ciclistas


Juan José estaba muy emocionado porque por fin había aprendido a andar en bicicleta. Sus hermanas, Sofia y Helena, estaban impresionadas con él y querían aprender también.

"¡Miren! ¡Miren lo que puedo hacer!" gritó Juan José mientras pedaleaba alrededor del patio. "¡Eso es genial, Juanjo! ¡Quiero intentarlo yo también!" exclamó Sofia. "Sí, yo también quiero aprender a andar en bici como tú, hermanito" dijo Helena.

Juan José se sintió muy feliz de ser un buen ejemplo para sus hermanas y les explicó cómo debían hacerlo paso a paso. Les enseñó cómo mantener el equilibrio y cómo frenar correctamente. Las chicas prestaron mucha atención y practicaron juntas hasta que finalmente lograron andar en bicicleta solas.

Un día, mientras jugaban en el patio como siempre lo hacían, Rufi comenzó a ladrar fuerte. Todos se asustaron porque nunca habían oído ladrar así a su perro antes.

"¿Qué pasa Rufi? ¿Por qué ladras tanto?" preguntó Juan José preocupado. Rufi corrió hacia la puerta del patio y comenzó a rasguñarla con fuerza. Los niños se acercaron lentamente para ver qué era lo que pasaba. Cuando abrieron la puerta, vieron que la casa vecina estaba en llamas.

Todos entraron rápidamente dentro de su casa para avisarle a sus padres sobre el peligro cercano. Afortunadamente, los bomberos llegaron rápidamente al lugar para apagar el fuego antes de que se propagara más allá de esa casa.

"Juanjo, Sofia y Helena, fueron muy valientes. Gracias por avisarnos a tiempo" dijo el papá de los niños.

Los hermanitos se sintieron muy orgullosos de haber sido útiles en una situación de emergencia y se dieron cuenta de que aprender cosas nuevas como andar en bicicleta les ayudó a ser más confiados y capaces. Desde ese día, siempre estuvieron dispuestos a aprender más para poder ser un buen ejemplo para los demás.

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