Las Valientes del Bosque



Había una vez, en el corazón de un frondoso bosque, un grupo de animalitos que enfrentaba un gran problema. Cada año, la criatura más sabia del bosque, una antigua tortuga llamada Doña Tula, organizaba una asamblea para decidir cómo cuidar su hogar. Pero este año, algo era diferente.

Desde que Doña Tula había un poco más lenta, la asamblea se llenó de murmullos y dudas. Algunos animales pensaban que era hora de que otro asumiera el liderazgo. Hablaban en pequeños grupos, y entre ellos, el astuto zorro, llamado Ramón, decía:

- “¡Deberíamos elegir un nuevo líder! Alguien joven y veloz que pueda tomar decisiones rápidas.”

Pero la pequeña coneja, llamada Lía, no estaba de acuerdo. Era tímida y no hablaba mucho, pero su mente era brillante y siempre pensaba en el bienestar del bosque.

- “¿Y si buscamos a una mujer para liderar? Hay muchas que son fuertes y capaces”, sugirió Lía, pero solo unos pocos la escucharon. Ramón rodó los ojos.

Un día, mientras paseaba, Lía se encontró con una molesta ardilla llamada Sofía, que estaba tratando de sacar a su cría de una trampa que le había dejado un humano en el bosque.

- “¡Ayuda! ¡Mamá! ¡Estoy atrapada! ”, gritaba la pequeña ardillita.

Lía rápidamente le dijo a Sofía:

- “No te preocupes, yo te ayudaré a pensar un plan.”

Con su ingenio, Lía pudo liberar a la pequeña ardillita, y Sofía, agradecida, miró a Lía con admiración.

- “Eres muy valiente y brillante. No sé cómo lo hiciste, pero deberías ser una líder en la asamblea”, dijo Sofía.

Lía sonrió, pero se sentía insegura. Sin embargo, el día de la asamblea llegó, y varios animales se presentaron para postularse. Ramón se había hecho más ruidoso en su campaña.

- “¡Yo seré el mejor líder! ¡Soy rápido y astuto! ¡Haremos el bosque más seguro! ”, gritó.

Lía, al ver lo que sucedía, sintió que debía hacer algo. Así que, junto con Sofía, fue al frente del grupo y, con su voz temblorosa pero decidida, dijo:

- “Ramón, ser rápido no siempre significa ser el mejor líder. A veces, el corazón y la mente son más importantes. ¿Qué tal si intentamos algo diferente?

- “Lía, ¿qué propones? ”, preguntó Doña Tula, que había llegado a la asamblea.

Respirando hondo, Lía compartió sus ideas:

- “Podríamos hacer un consejo donde todos tengamos voz. Y propongo que cada mes una mujer del bosque lidere la reunión. Así podemos compartir talentos diferentes y apoyar a nuestras valientes.”

El bosque cayó en un silencio profundo. Las miradas curiosas se dirigieron hacia Lía. Algunos animales comenzaron a murmurar entre sí. La vieja tortuga sonrió.

- “Es una idea maravillosa. Líderes femeninas, diferentes perspectivas, y todos participando juntos. Eso es lo que el bosque necesita.”

Ramón, aturdido, trató de interrumpir, pero ya era demasiado tarde. Poco a poco, la asamblea empezó a aplaudir la propuesta de Lía y Sofía.

- “¡Bravo, Lía! ”, gritaban algunos.

- “¡Sí! ¡Aplaudimos el consejo femenino! ”, gritaron otros, recordando a las valentías de las mujeres en el bosque.

De esta manera, el bosque eligió a Lía para que fuera la primera líder en la nueva propuesta. Con el tiempo, las mujeres del bosque se hicieron fuertes, sabias y valientes. Cada mes, una nueva mujer dirigía la reunión, reflejando de manera increíble el vínculo y la sabiduría que había en la comunidad.

Y así, gracias al valor de Lía y al apoyo de sus amigas, el bosque aprendió que el liderazgo no tiene un solo rostro y que cada voz cuenta por igual. De hecho, cada animal, sin importar su tamaño, tenía algo valioso que aportar al bosque.

A partir de ese día, cada vez que alguien pensaba en el liderazgo, recordaba la valentía y el ingenio de una pequeña coneja que creyó en su capacidad de hacer la diferencia. Y en cada rincón del bosque, resonaba una frase que pronto se hizo famosa:

- “Las voces de las mujeres son la fuerza del bosque.”

FIN.

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