Las valientes del bosque
Era una mañana soleada en el Bosque de los Sueños, un lugar lleno de árboles altos, flores de mil colores y una gran variedad de animales. En este bosque, vivían tres amigas inseparables: Mia, una ardillita curiosa; Lila, una conejita valiente; y Tico, un pequeño pájaro soñador.
Un día, mientras exploraban nuevos senderos, Mia escuchó un extraño ruido.
"¿Escucharon eso?" - preguntó Mia, con sus ojos grandes y asustados.
"Sí, parece que viene de la cueva de la montaña", - respondió Lila, que aunque asustada, tenía una gran determinación.
"Podríamos investigar. ¡Quizás haya un tesoro escondido!" - dijo Tico, emocionado por la idea de una aventura.
Las tres amigas miraron al horizonte. La cueva estaba lejos, pero sus corazones latían con fuerza y la curiosidad pudo más que el miedo. Así que decidieron ir juntas hacia la montaña. Mientras caminaban, Mia miraba a su alrededor con inquietud.
"Tengo un mal presentimiento... ¿Y si encontramos un peligro?" - comentó Mia, moviendo su cola nerviosamente.
"Todo puede pasar, pero debemos ser valientes. Siempre podemos ayudarnos entre nosotras!" - dijo Lila, llenándose de coraje.
"Exactamente, nada es imposible si estamos juntas!" - agregó Tico, saltando de entusiasmo.
Finalmente, llegaron a la entrada de la cueva. Era oscura y misteriosa. Justo en ese momento, escucharon el ruido de nuevo. A medida que se acercaban, notaron que no era un monstruo ni un peligro, sino... ¡un pequeño mapache atrapado!"¡Ayuda!" - gritó el mapache, tratando de liberarse de unas ramas.
"¡Pobrecito!" - exclamó Mia, acercándose con cuidado.
"¿Cómo podemos ayudarlo?" - preguntó Lila, mientras quitaba algunas ramas con sus patitas.
Tico se subió a la cima de una piedra para tener una mejor vista.
"Yo puedo ir a buscar más ayuda, pero necesito que mantengan la calma para que no se asuste" - dijo, volando hacia arriba.
Lila y Mia trabajaron rápido para liberar al mapache.
"¡Ya casi lo tenemos!" - gritó Lila, mientras tiraba con todas sus fuerzas.
"¡Un poco más!" - animó Mia.
Con un último empujón, lograron liberar al mapache. Este se sacudió y sonrió, agradeciendo a sus salvadoras.
"¡Gracias, amigas! Soy Bandit, y debo decir que son muy valientes" - dijo el mapache entusiasmado.
"¿Vas a contarles a todos en el bosque que ayudamos a un mapache?" - bromeó Tico, mientras regresaba con ellas.
"Por supuesto, y no solo eso. ¡También quiero unirme a su aventura!" - respondió Bandit, cuya mirada brillaba de emoción.
Así que, ahora con un nuevo integrante en su grupo, las amigas decidieron seguir explorando la cueva. Encontraron muchos tesoros: piedras brillantes, fuentes de agua cristalina y hasta un pequeño lago escondido que reflejaba el cielo.
"Es hermoso!" - exclamó Lila.
"Pero nunca hubiéramos descubierto todo esto si no hubiéramos sido valientes y ayudado a Bandit" - reflexionó Mia.
No solo vivieron una gran aventura, sino que comenzaron a entender que la valentía no solo está en enfrentar miedos, sino en ayudar a otros. Desde aquel día, las valientes del bosque se hicieron famosas, no solo por sus aventuras, sino por su bondad y compañerismo.
Así, las tres amigas y su nuevo amigo mapache siguieron explorando el bosque, aprendiendo que cada día trae nuevas sorpresas, pero sobre todo, que juntos podían superar cualquier obstáculo.
La historia de las Valientes del bosque se contó de generación en generación, inspirando a otros animales a ser valientes, curiosos y siempre ayudar a sus amigos. Y así, el Bosque de los Sueños se convirtió en un lugar donde la valentía se celebraba, todo gracias a tres amigas y un pequeño mapache.
FIN.