Las valientes del parque embrujado



Había una vez tres amigas muy valientes y aventureras llamadas Olivia, Delfina y Oriana. Un día decidieron ir juntas a un parque de diversiones de terror que acababa de abrir en la ciudad.

Estaban emocionadas por vivir una experiencia diferente y llena de sustos. Al llegar al parque, se adentraron en laberintos oscuros, montañas rusas espeluznantes y casas embrujadas. Gritaron, rieron y disfrutaron cada momento juntas.

Pero cuando llegaron al último juego, un laberinto encantado, algo inesperado sucedió. Mientras intentaban encontrar la salida, una puerta se cerró detrás de ellas y quedaron atrapadas. - ¡Oh no! ¿Qué vamos a hacer? -exclamó Oriana con preocupación.

- Tranquilas chicas, encontraremos la salida juntas -dijo Olivia tratando de mantener la calma. El laberinto estaba lleno de criaturas monstruosas llamadas Monteros que acechaban en cada esquina. Las amigas debían ser astutas y valientes para poder sobrevivir y escapar de allí antes de que el parque cerrara por completo.

- Debemos buscar pistas o algún mapa que nos guíe -sugirió Delfina mientras observaba detenidamente las paredes del laberinto. - ¡Miren! Hay una luz al final del pasillo, tal vez sea la salida -señaló Oriana con esperanza.

Decidieron avanzar con cautela, evitando a los Monteros que aparecían repentinamente. En su camino encontraron acertijos que debían resolver para desbloquear nuevas áreas del laberinto. Trabajaron en equipo, compartiendo ideas e animándose mutuamente en todo momento.

Finalmente llegaron a una gran sala donde se encontraba el guardián del laberinto, un monstruo enorme con aspecto aterrador. Pero en lugar de atacarlas, les habló con voz grave:- Han demostrado valor y compañerismo para llegar hasta aquí.

Como premio por su determinación, les mostraré la salida segura del laberinto. Las amigas se miraron sorprendidas pero agradecidas por la ayuda inesperada. El guardián les condujo fuera del laberinto justo a tiempo antes de que el parque cerrara sus puertas.

- ¡Lo logramos! Gracias por no rendirse nunca amigas -exclamó Olivia abrazando a Delfina y Oriana. - Juntas podemos superar cualquier desafío que se nos presente -agregó Delfina sonriendo emocionada.

Desde ese día, las tres amigas valoraron aún más su amistad y aprendieron que trabajando en equipo y apoyándose mutuamente podían superar cualquier obstáculo por difícil que pareciera. Y así siguieron viviendo nuevas aventuras juntas llenas de diversión e intriga.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero nuestra amistad sigue creciendo cada día más fuerte como el acero".

FIN.

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