Las Ventajas de Ser Amigo



Era un día soleado en la escuela San José, y los estudiantes estaban ansiosos por salir al recreo. Pedro y María eran grandes amigos y siempre compartían el almuerzo juntos. A Pedro le encantaba jugar al fútbol, y a veces, no podía evitar criticar a sus compañeros cuando cometían errores.

Un día, mientras esperaban a que el timbre sonara, Pedro le dijo a María:

"No puedo creer que Juan falló en ese tiro, ¡es tan malo jugando al fútbol!"

María lo miró con una sonrisa comprensiva:

"Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas. Quizás Juan no ha tenido la misma oportunidad de practicar como vos."

Pedro frunció el ceño. Sabía que tenía razón, pero no podía evitarlo. El día siguiente, mientras su equipo de fútbol se preparaba para un partido, Pedro notó que Juan seguía llegando tarde a los entrenamientos.

"Mirá a Juan, siempre llega tarde y no aprende. ¿Qué le pasa?" -exclamó Pedro.

"Quizás tiene otras responsabilidades, como cuidar a sus hermanos menores. Nunca se sabe lo que pasa en la vida de los demás." -respondió María, en un tono reflexivo.

Esa tarde después del partido, mientras todos se sentaban con sus jugos y galletitas, Pedro vio a Juan sentado solo. Decidió acercarse a él.

"Hola, Juan. ¿Podemos hablar un momento?"

Juan, sorprendido, asintió.

"Claro, Pedro. ¿Qué pasa?"

"Me he dado cuenta de que a veces critico tus jugadas. Pero Maria me hizo pensar. ¿Qué es lo que pasa con vos?"

"Bueno, la verdad es que tengo que ayudar en casa, y no siempre tengo tiempo para practicar como ustedes. Pero quiero mejorar!"

Pedro se sintió un poco avergonzado. Él siempre había considerado que el fútbol era solo cuestión de practicar y dedicarle tiempo.

"Lo siento, Juan. No debería haber criticado. Si necesitás ayuda, puedo entrenarte después de la escuela."

"De verdad? No sabía que te gustaría ayudarme. Eso sería genial!" -respondió Juan, sonriendo.

El día siguiente después de las clases, Pedro y Juan se quedaron en el colegio para entrenar. A medida que pasaban los días, comenzaron a formarse un vínculo especial. Y, por primera vez, Pedro se dio cuenta de lo que significaba ser un verdadero amigo: no solo apoyar, sino también comprender las dificultades que atravesaban los demás.

Después de algunas semanas, llegaron los campeonatos de fútbol. Pedro y Juan se encontraban en el mismo equipo. Durante el partido, Juan hizo un gol impresionante que dejó a todos con la boca abierta.

"¡Juan! ¡Increíble! ¡Buenísimo!" -gritó Pedro, emocionado.

"Gracias, Pedro. ¡No hubiera logrado hacerlo sin tu ayuda!"

Cuando el partido terminó, su equipo ganó, y todos estaban emocionados. Pedro, aún con la adrenalina del juego, se volvió hacia María y le dijo:

"Tenías razón. No todos tienen las mismas ventajas, pero eso no significa que no puedan brillar. ¡Gracias por abrirme los ojos!"

María sonrió, feliz de ver la transformación de Pedro.

"Ahora entendés lo importante que es valorar el esfuerzo de los demás. Todos tienen su propia historia."

A partir de ese día, Pedro se convirtió en un defensor del trabajo en equipo y siempre recordaba las palabras de María antes de criticar a alguien. Aprendió que ser un buen amigo significaba apoyar y alentar a los demás a dar lo mejor de sí, independientemente de sus circunstancias.

Y así, con mucho más respeto y empatía, Pedro y María no solo fortalecieron su amistad sino que también se aseguraron de siempre alentar a sus compañeros, creando un ambiente donde todos podían brillar. A veces, lo que se necesita es solo una segunda oportunidad y un amigo que crea en vos. Así, el colegio San José se convirtió en el lugar donde cada niño aprendía que, en lugar de criticar, era mejor ayudar a seguir creciendo juntos.

FIN.

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