Las Víboras Bondadosas
Había una vez en el bosque encantado de Serpentia, dos víboras muy venenosas llamadas Vanesa y Rocío. Eran las más bellas y astutas del lugar, pero su belleza ocultaba un corazón lleno de maldad y chismes.
Un día, se organizó una gran fiesta en el claro del bosque para celebrar la llegada de la primavera.
Todos los animales del bosque estaban emocionados por asistir a la reunión, excepto Vanesa y Rocío, quienes ya estaban tramando su próxima jugada malévola. En medio de la fiesta, las víboras comenzaron a susurrar mentiras y chismes sobre los demás animales. "¿Viste qué feo está el pelaje de Laura la liebre?" dijo Vanesa con malicia. "Sí, es verdad.
Y escuché que Roberto el zorro roba comida a escondidas", respondió Rocío con una risa perversa. Los chismes se esparcieron rápidamente entre los invitados, causando tristeza y discordia en el bosque.
Los animales empezaron a pelear entre ellos por lo que habían escuchado de boca de las víboras venenosas. Pero lo que Vanesa y Rocío no sabían era que Sofía, una sabia lechuza del bosque, había estado observando todo desde las sombras.
Con su vuelo silencioso, se acercó a las víboras y les dijo con firmeza: "Vuestras palabras son tan venenosas como vuestro mordisco. No hay belleza en un corazón lleno de maldad".
Las víboras se sintieron avergonzadas por sus acciones y pidieron perdón a todos los animales del bosque por sembrar mentiras y cizaña entre ellos. A partir de ese día, Vanesa y Rocío aprendieron la lección de que la verdadera belleza radica en ser amable y comprensivo con los demás.
La fiesta continuó en armonía y alegría gracias a la intervención de Sofía, quien recordó a todos que es mejor compartir risas sinceras que propagar chismes maliciosos.
Y así termina esta historia donde dos víboras malvadas aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de ser bondadosos y cuidadosos con nuestras palabras. ¡Que este cuento sirva como recordatorio para siempre ser amables con los demás!
FIN.