Las Vocales Aventureras



Érase una vez, en un reino lleno de palabras y letras, un grupo de vocales: A, E, I, O y U. Un día, decidieron salir a explorar el Bosque Sonoro, un lugar mágico lleno de sonidos y aventuras. Sin embargo, al entrar, las vocales se dieron cuenta de que habían perdido el camino de regreso.

- ¿Dónde estamos? - preguntó A, asustada.

- No lo sé, pero tenemos que encontrar la salida - dijo E, con determinación.

Mientras caminaban, encontraron un árbol enorme que parecía susurrar secretos.

- ¡Hola, vocales! - gritó el árbol.

- ¿Sabes cómo podemos salir de aquí? - preguntó O.

- Solo si logran resolver el acertijo de la montaña - respondió el árbol.

Las vocales se miraron entre sí, nerviosas.

- ¿Qué tipo de acertijo? - inquirió U.

- Deben decirme cinco palabras que empiecen con cada una de ustedes. - dijo el árbol.

Las vocales comenzaron a pensar.

- Yo tengo varias: árbol, amigo, abrigo... - dijo A, mientras los demás la ayudaban.

- También: elefante, estrella, espejo - añadió E.

- Y si yo digo: isla, iguana, imaginación - gritó I, emocionada.

- Puedo decir: oso, océano, oráculo - dijo O, sonriendo.

- ¡Y yo: uva, unicornio, universo! - finalizó U, orgullosa.

El árbol sonrió, encantado.

- ¡Han pasado la primera prueba! - exclamó.

Las vocales siguieron su camino, pero pronto se encontraron con un monstruo de papel que las bloqueaba.

- ¡No pasarán sin contestar mis preguntas! - grité el monstruo, con voz retumbante.

- ¡Estamos listas! - gritaron todas en coro.

El monstruo les preguntó sobre qué palabras se formaban con sus letras, y las vocales, unidas, comenzaron a formar palabras.

- Con A: casa, cama, arte. - dijo A.

- Y con E: mesa, tela, colegio. - agregó E.

- Con I: silla, rima, imán. - fue el turno de I.

- Con O: globo, oro, sol. - siguió O.

- Y con U: lunes, bufón, túnel. - finalizó U.

El monstruo, impresionado con su trabajo en equipo, les dejó pasar.

- ¡Adelante, vocales! ¡Son muy ingeniosas! - dijo el monstruo con un guiño.

Pero el camino estaba lleno de más sorpresas. Pronto, se encontraron con un río de tinta que debían cruzar.

- ¡No podemos nadar en tinta! - gritó I.

- Tiene que haber alguna manera de cruzarlo - dijo U, pensativa.

Después de pensarlo un rato, A tuvo una idea:

- ¡Podemos crear una palabra que nos ayude!

- ¿Cuál? - preguntaron las demás.

- ¡Un puente! - exclamó A.

Juntas, las vocales pronunciaron la palabra —"puente"  y, como por arte de magia, un puente sólido de letras se formó sobre el río.

- ¡Lo logramos! - gritaron todas al mismo tiempo al cruzar con éxito.

Finalmente, después de muchas aventuras, las vocales llegaron a un claro iluminado. Allí, encontraron un castillo dibujado en el aire.

- ¡El camino de regreso! - exclamó E, feliz.

- ¡Vamos a entrar! - dijo O, emocionada.

Al cruzar el umbral, un viento suave las envolvió, y de repente aparecieron en la Plaza de las Vocales, donde todos sus amigos las estaban esperando.

- ¡Volvieron! - gritó I.

- ¡Nos habían dado por perdidas! - añadió U, riendo.

- ¡Fue una aventura increíble! - dijo A, recordando todo lo que habían aprendido.

- ¡Gracias por ayudarnos, amigas! - dijeron al unísono, felices de estar juntas otra vez.

Y así, las vocales aprendieron que, aunque el camino sea difícil lleno de sorpresas, la amistad y el trabajo en equipo siempre traen de vuelta a casa.

Fin.

FIN.

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