Las vocales salvadoras



La vocal A estaba emocionada por su aventura en el bosque. Ella era valiente y curiosa, y quería descubrir todos los secretos que este lugar escondía.

Mientras caminaba entre los árboles y escuchaba el canto de los pájaros, se encontró con un conejito asustado. "¡Hola, pequeño amigo! ¿Por qué estás tan nervioso?" preguntó la vocal A con ternura. El conejito le explicó que se había perdido de su madriguera y no sabía cómo regresar.

La vocal A sonrió y le ofreció su ayuda. Juntos buscaron pistas en el bosque hasta encontrar el camino de regreso a casa del conejito.

"¡Gracias, amiga A! Eres muy valiente y generosa", dijo el conejito antes de desaparecer entre los arbustos. La vocal A se sentía feliz por haber ayudado a su nuevo amigo y continuó explorando el bosque con una sonrisa en su rostro. Mientras tanto, la vocal E disfrutaba del sol brillante y las olas del mar.

Se zambulló en el agua cristalina y nadó junto a los peces de colores. De repente, vio a una tortuga atrapada entre redes de pescadores.

"¡Oh no! ¡Pobre tortuguita! No te preocupes, voy a ayudarte", exclamó la vocal E decidida. Con todas sus fuerzas, cortó las redes con sus manos e hizo un camino libre para que la tortuga pudiera escapar hacia aguas más seguras.

"¡Gracias, amiga E! Eres muy valiente y compasiva", dijo la tortuga antes de sumergirse en el mar profundo. La vocal E se sintió orgullosa por haber salvado a un ser indefenso y siguió surcando las olas con alegría en su corazón. Mientras tanto, la vocal I ascendía con determinación la empinada montaña.

Su objetivo era llegar a la cima para contemplar todo el paisaje desde lo más alto. En su ascenso se encontró con un pajarito herido que no podía volar.

"¿Qué te ha pasado, amiguito? Tranquilo, voy a cuidarte", aseguró la vocal I con cariño. Ella vendó delicadamente las alas del pajarito herido y lo sostuvo cerca de su pecho mientras continuaba escalando hacia la cumbre.

Finalmente llegaron juntos hasta lo más alto donde pudieron disfrutar de una vista espectacular del mundo bajo sus pies. "¡Gracias, amiga I! Eres muy perseverante y solidaria", trinó el pajarito al recuperar fuerzas para volar nuevamente libre por los cielos.

La vocal I experimentaba una sensación indescriptible al ayudar a alguien necesitado durante su travesía por la montaña imponente. Mientras tanto, la vocal O recorría los campos verdes llenos de flores silvestres. Ella saltaba entre margaritas mientras canturreaba melodías felices. De repente escuchó llantos provenientes de detrás de unos arbustos cercanos.

FIN.

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