Las vocales unidas


Había una vez en el maravilloso mundo de las letras, cinco amiguitas muy especiales que vivían en un hermoso jardín: A, E, I, O y U. Ellas eran las vocales y estaban ansiosas por empezar su aventura educativa.

Un día soleado, la letra A se levantó temprano con mucha energía y decidió invitar a sus amigas a jugar.

Corrió hacia la letra E y le dijo: "¡Eh, amiga E! ¿Quieres venir a jugar conmigo?" La letra E sonrió y respondió emocionada: "-¡Claro que sí!". Juntas fueron a buscar a la siguiente vocal, la letra I. La encontraron mirando al cielo y soñando despierta.

La letra A le preguntó:"-¿I, te gustaría venir a jugar con nosotras?". La vocal I asintió felizmente y exclamó:"-¡Sí! Me encantaría". Las tres vocales continuaron su búsqueda hasta llegar al rincón del jardín donde se encontraba la letra O. Estaba jugando con unas mariposas cuando las vio acercarse.

La vocal A le preguntó:"-Hola O, ¿te gustaría unirte a nuestra aventura?". La vocal O dejó de jugar un momento para pensarlo y luego dijo:"-¡Por supuesto!".

Finalmente, las cuatro vocales se dirigieron hacia el último rincón del jardín donde estaba la última vocal: la U. Se encontraba durmiendo plácidamente bajo un árbol frondoso. Las demás vocales decidieron no despertarla y esperar pacientemente hasta que despertara.

Pasaron algunos minutos y la vocal U finalmente abrió los ojos. Al ver a sus amigas, se puso muy contenta y exclamó:"-¡Qué alegría verlas aquí! Por supuesto que quiero unirme a su aventura". Las cinco vocales estaban listas para comenzar su día de aprendizaje y diversión.

Decidieron explorar el jardín en busca de objetos que empezaran con cada una de las letras.

La letra A encontró una manzana roja, la E descubrió un elefante juguetón, la I vio un iglú brillante, la O encontró una oveja blanca y la U divisó una uva morada. Mientras recorrían el jardín, las vocales se dieron cuenta de algo maravilloso: ¡juntas podían formar palabras! Comenzaron a combinar sus sonidos y crearon palabras como —"manzana" , —"elefante" , "iglú", —"oveja"  y —"uva" .

Estaban fascinadas por lo poderosas que eran cuando trabajaban en equipo. A medida que continuaban su aventura educativa, las vocales descubrieron que no solo podían formar palabras sino también frases completas.

Se dieron cuenta de lo importantes que eran para comunicarse entre ellas y con el mundo exterior. Al final del día, las vocales regresaron al jardín satisfechas con todo lo aprendido. Se despidieron prometiendo seguir jugando y aprendiendo juntas todos los días.

Y así fue cómo las vocales A, E, I, O y U se convirtieron en grandes amigas mientras enseñaban a los niños sobre el maravilloso mundo de las letras y las palabras.

A partir de ese día, cada vez que los niños veían una vocal, recordaban la historia de estas amigas y se emocionaban por aprender más sobre el fascinante mundo de la lectura y escritura. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

¡Pero recuerda siempre jugar con tus vocales para aprender y divertirte!

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