Las Vocales y los Números del Espacio
Había una vez, en un rincón lejano del universo, un planeta llamado Vocalea, donde las vocales habitaban felices y unidas. Eran A, E, I, O y U, y cada una tenía una personalidad única. A era aventurera, E era enérgica, I era inteligente, O era ocurrente, y U era universal. Un día, mientras jugaban a contar estrellas, un misterioso rayo de luz iluminó el cielo.
- ¿Qué será eso? - preguntó A, con curiosidad.
- No sé, pero se ve fascinante - respondió E, saltando de emoción.
Las vocales decidieron investigar y se dirigieron hacia la fuente de luz. Al llegar, se encontraron con un grupo de números flotando en el espacio. Eran 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, y 9. Cada uno también tenía su propia personalidad: 0 era un soñador, 1 un líder, 2 un colaborador, 3 un bromista, y así sucesivamente.
- ¡Hola! - saludó A. - Soy A, y somos las vocales de Vocalea. ¿Quiénes son ustedes?
- ¡Hola! - respondieron los números al unísono. - Somos los Números del Espacio. Vinimos a explorar el universo.
A y E se miraron emocionadas. Todos en Vocalea habían escuchado historias sobre los números, pero nunca habían pensado en conocerlos en persona.
- ¿Les gustaría jugar juntos? - propuso I, siempre dispuesta a aprender.
- ¡Sí! - aclamaron los números. - Pero tenemos un problema…
- ¿Cuál es? - preguntó O, un poco preocupada.
- El agujero negro que ha aparecido cerca de aquí. Se roba las ideas creativas y los sueños de todos los habitantes del espacio. - explicó 5, que era muy perceptivo.
- No podemos dejar que eso pase - afirmó U, con determinación. - ¿Cómo podemos ayudar?
Las vocales y los números se reunieron para pensar en un plan. Después de un buen rato de intensa discusión, decidieron que debían unir sus habilidades. Las vocales usarían su creatividad para crear un canto poderoso, y los números formarían una secuencia rítmica que impulsaría su energía.
Días después, cuando estuvieron listos, se acercaron al agujero negro. - ¡Ahora, juntos! - gritó E, y empezaron a cantar a coro:
- Vuelos de estrellas, números brillantes,
- llenen el cielo, sueños constantes.
Los números siguieron el ritmo de las vocales:
- Uno, dos, tres - ¡vamos a soñar! - contaron con entusiasmo.
Con cada nota, el agujero negro comenzó a temblar y a retorcerse. Las palabras y los números se unieron en una danza mágica que llenó el espacio de luz. 0 se dio cuenta de que su sueño no era solo navegar por el universo, sino también ser parte de algo grandioso.
De repente, el agujero negro empezó a cerrarse, y un estruendo ensordecedor los hizo temer.
- ¡No, no, no! - gritó 9. - ¡No podemos rendirnos ahora!
- ¡Sigamos! - exclamó I, emocionada.
Con cada uno de sus esfuerzos, lograron que el agujero negro se desvaneciera, liberando un torrente de ideas y sueños a los que había robado. Las estrellas comenzaron a brillar con más fuerza que nunca.
- ¡Lo logramos! - gritaron todos juntos, llenos de alegría.
El universo se iluminó con colores vibrantes, y desde ese día, las vocales y los números nunca se separaron. Crearon un pacto de amistad y creatividad, prometiendo que siempre estarían dispuestos a ayudarse y apoyarse mutuamente.
Y así, Vocalea y los Números del Espacio aprendieron juntos la importancia del trabajo en equipo, la creatividad y la amistad. Cada vez que miraban hacia las estrellas, sabían que, aunque eran diferentes, juntos eran más fuertes y podían enfrentar cualquier reto que se les presentara.
FIN.