Laura, la Científica del Espacio



Laura era una niña llena de energía y curiosidad. Siempre estaba haciendo preguntas y buscando respuestas. En su sala de clases, sus ojos brillaban al aprender sobre las estrellas y los planetas. Su mayor sueño era convertirse en una científica y explorar el espacio.

Un día, mientras jugaba en su patio, encontró un viejo telescopio desarmado en el garage de su abuelo. "¿Qué es esto?"- se preguntó. Al llevarlo a su habitación, comenzó a armarlo con todas sus fuerzas. Lo hizo con tanto esmero que, tras unos minutos, logró mirarlo por primera vez. "¡Guau! Miren la luna, qué hermosa se ve aquí!"- gritó, corriendo hacia su hermano menor, Juan.

"Laura, estás loca. La luna es solo una bola amarilla en el cielo"- respondió Juan burlón, sin emocionarse.

Pero Laura no se dio por vencida. Con la ayuda de su amiga Sofía, decidió unirse al club de ciencias de la escuela. Allá, aprendieron sobre los planetas, las estrellas y las constelaciones. "¿Te imaginas viajar a Marte?"- le dijo Sofía a Laura una tarde.

"¡Claro! Me gustaría ser la primera científica en pisar Marte. Sería increíble"- exclamó Laura con el rostro iluminado.

Sin embargo, en el club había un desafío. El professor Ruiz anunció que celebrarían un concurso: el grupo que creara la mejor maqueta sobre el sistema solar, ganaría un viaje al observatorio de la ciudad. "¡Es la oportunidad perfecta para acercarme a mi sueño!"- pensó Laura.

Durante días, Laura y Sofía trabajaron arduamente. Observaban videos, leían libros y dibujaban diseños. Pero un día, cuando estaban terminando la maqueta, un fuerte viento sopló y la tiró al suelo. La maqueta se rompió y parecía imposible de volver a armar. Laura se sintió desanima y pensó en rendirse.

"No podemos dejarlo así, Laura. ¡Debemos intentarlo de nuevo!"- dijo Sofía.

"Pero ya no tengo ganas. Todo el esfuerzo fue en vano"- respondió Laura.

"No creo que el esfuerzo haya sido en vano. Aprendimos mucho y tenemos más ideas. ¡Vamos, una vez más!"- insistió Sofía.

Laura miró a su amiga y sintió una chispa de determinación. "Tenés razón. Vamos a hacerlo. ¡Juntas podemos lograrlo!"- dijo Laura.

Así que se pusieron manos a la obra nuevamente. Usaron materiales reciclados, pintura y mucho de su creatividad. Finalmente, el día del concurso, presentaron una impresionante maqueta del sistema solar, con planetas girando alrededor de un sol brillante.

El jurado quedó asombrado. "Este proyecto es excepcional, lleno de dedicación y trabajo en equipo"- dijo el profesor Ruiz. Al final, anunciaron al ganador: ¡Laura y Sofía! El brillo en los ojos de Laura fue como el destello de una estrella.

"¡Lo logramos!"- gritó Laura.

"¡Sí! ¡Vamos al observatorio!"- respondió Sofía, sin poder creer lo que habían logrado.

En el observatorio, aprendieron más sobre el espacio y vieron satélites y telescopios impresionantes. Una astrónoma les contó sobre la posibilidad de ser astronauta, y Laura sintió que su sueño se volvía más real que nunca. "Voy a estudiar mucho y trabajar duro. Algún día seré científica y viajaré al espacio"- se prometió, mirando a las estrellas.

A partir de ese día, Laura se intensificó en sus estudios, siempre recordando que los obstáculos son parte del camino. Nunca dejó de mirar las estrellas, creando una conexión entre su pasión por la ciencia y su deseo de explorar más allá de su hogar. Sabía que el universo estaba lleno de misterios, y ella estaba destinada a descubrirlos todos.

FIN.

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