Laura, la más bonita de la selva
En lo más profundo de la selva, donde los árboles crecen altos y las flores brillan con colores vibrantes, vivía una chica llamada Laura. Laura era conocida entre todos los animales y plantas como 'La más bonita de la selva', no solo por su apariencia, sino también por su bondad y su alegría.
Un día, mientras caminaba cerca del arroyo, se encontró con su amigo el loro, que estaba muy emocionado.
"¡Laura! ¡Laura! Este año se celebrará el Gran Festival de la Selva, y todos están invitados a presentar sus talentos. ¡Debés participar!" -exclamó el loro.
"Pero yo no tengo ningún talento especial", -dijo Laura, un poco insegura.
"¡No digas eso! Tenés una sonrisa que ilumina todo. Vos podés ayudar a todos a ser felices. Pensalo: ¿no te gustaría ver a todos riendo y disfrutando?" -animó el loro.
Laura se puso a pensar. Era cierto que le encantaba hacer sonreír a los demás, pero ¿acaso eso contaba como un talento? Aún así, decidió que iba a hacer algo especial para el festival.
A medida que los días pasaban, Laura empezó a preparar su espectáculo. Juntó diferentes frutas y verduras de la selva, haciendo coloridos arreglos en forma de animales y flores. Quería mostrar que la belleza no estaba solo en las cosas individuales, sino en lo que se podía crear al compartir y unir diferentes elementos.
El gran día llegó y todos los animales, desde los más pequeños hasta los más grandes, se reunieron en el claro de la selva con gran expectativa. Los leones, las serpientes e incluso los pequeños ratones tenían su propio talento listo para brillar.
Cuando llegó el turno de Laura, se sintió nerviosa. No sabía si a todos les gustaría lo que había preparado. Se paró en el centro del claro y exclamó:
"¡Hola a todos! Hoy quiero mostrarles que la belleza se encuentra en la diversidad. Por eso he decidido hacer compartir lo que he creado con ustedes".
A medida que comenzó a mostrar sus arreglos, todos los animales se fueron acercando, admirando los colores, las formas y la creatividad de Laura. Desde su rincón, el loro gritaba:
"¡Esa es mi amiga! ¡Miren lo que puede hacer!"
Con el tiempo, Laura empezó a hablar sobre la importancia de la amistad y cómo cada uno de ellos era especial a su manera.
"Cada uno de nosotros tenemos algo único que ofrecer. Por eso, no importa si somos grandes o pequeños, ¡todos tenemos un lugar en esta selva!" -dijo Laura con una gran sonrisa.
Los animales comenzaron a aplaudir, llenando el claro de un sonoro eco de felicidad. En ese momento, un viejo jaguar, que normalmente era muy serio, se acercó y le susurró:
"Gracias, Laura. En mi juventud siempre creí que ser el más fuerte era lo único que importaba. Pero hoy me doy cuenta de que tu belleza viene del corazón y eso es lo más importante".
Laura, emocionada, sonrió aún más y decidió invitar a todos a unirse en un baile. Cada uno mostró su propia danza, desde el elegante movimiento de la serpiente hasta el saltito juguetón de los monos. Fue una celebración de la diversidad de la selva.
Al finalizar el festival, el loro voló alto y dijo:
"¡Lo lograste, Laura! Tu belleza hizo que todos se unieran y eso es lo que importa. ¡El verdadero talento es hacer felices a los demás!".
Desde ese día, Laura entendió que la verdadera belleza se encuentra en el amor y la alegría que podemos compartir con los demás. Todos le recordaron que no siempre se trata de ser el más bonito, sino de ser quien más ilumina el día de los demás. Y así, Laura, la más bonita de la selva, se convirtió en un símbolo de amistad y unidad.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.