Laura y el fin de semana especial
Laura era una niña alegre y curiosa que vivía con su mamá en una casita acogedora. Un viernes por la tarde, Laura le preguntó a su mamá si podían hacer algo especial durante el fin de semana.
Su mamá, sonriendo, le propuso que el sábado hicieran un delicioso asado juntas. Emocionada, Laura aceptó enseguida y empezaron a planificar la comida. - Mamá, ¿podemos hacer también un postre de frutillas? - preguntó Laura con ilusión.
- ¡Claro que sí! ¿Qué te parece un helado de frutilla? - respondió su mamá, contagiándose de la emoción de su hija. El sábado llegó y madre e hija pasaron la mañana preparando todo para el asado.
Laura aprendió a prender el fuego, a sazonar la carne y a cocinar en la parrilla con la ayuda de su mamá, quien pacientemente le enseñó cada paso.
Mientras esperaban que estuviera listo el asado, se pusieron a hacer el helado de frutilla juntas, mezclando la fruta con crema y azúcar. Cuando por fin se sentaron a la mesa para disfrutar de la comida, Laura no podía creer lo delicioso que había quedado todo.
Se sentía tan orgullosa de haber ayudado a preparar la comida que disfrutó cada bocado como si fuera el mejor del mundo. Al día siguiente, Laura le dijo a su mamá que el fin de semana había sido el mejor de su vida.
Había aprendido muchas cosas nuevas, se había divertido cocinando y había compartido momentos especiales con su mamá. Esa tarde, antes de irse a dormir, le dio un abrazo a su mamá y le dijo: - Gracias por este fin de semana tan maravilloso, mamá. Te quiero mucho.
- Y su mamá, feliz y emocionada, le dio un beso en la frente y le respondió: - Yo también te quiero mucho, Laura. Gracias por hacer de este fin de semana algo tan especial.
Desde ese día, Laura recordó con cariño ese fin de semana tan especial que había compartido con su mamá, donde aprendió que cocinar en familia puede ser una actividad divertida y una oportunidad para compartir momentos inolvidables.
FIN.