Laura y el planeta limpio
Había una vez una niña llamada Laura, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos y bosques.
Un día, mientras caminaba por el parque de su ciudad, Laura notó algo extraño: veía nubes oscuras flotando sobre las casas y un olor desagradable en el aire. Laura se preocupó mucho al darse cuenta de que eso era contaminación ambiental.
Decidió investigar más sobre el tema y descubrió que la contaminación estaba dañando no solo el aire que respiramos, sino también los ríos, los animales y las plantas. Decidida a hacer algo al respecto, Laura habló con sus padres y les contó lo que había visto.
Ellos estuvieron de acuerdo en que era importante cuidar del medio ambiente y decidieron apoyarla en su misión. Juntos, comenzaron a implementar pequeños cambios en su hogar para reducir la contaminación.
Empezaron reciclando papel, vidrio y plástico; apagaban las luces cuando no las necesitaban; usaban menos agua al bañarse; e incluso empezaron a usar bicicletas en lugar de utilizar el auto para ir a lugares cercanos. Un día, mientras Laura paseaba por el campo cerca de su casa, encontró un grupo de animales muy tristes.
Eran patitos nadando en un río lleno de basura. Laura se acercó a ellos y les preguntó qué les pasaba. "Estamos muy tristes porque nuestro hogar está lleno de basura", dijo uno de los patitos con lágrimas en sus ojos.
"No se preocupen", respondió Laura con determinación. "Voy a limpiar este río y hacer de este lugar un hogar seguro para ustedes". Laura regresó a su casa y le pidió ayuda a sus amigos del colegio.
Juntos, organizaron una campaña de limpieza en el río. Colocaron carteles por todo el pueblo invitando a la gente a unirse y ayudar. El día de la limpieza llegó y Laura estaba emocionada al ver que muchas personas se habían sumado.
Armados con guantes y bolsas, comenzaron a reagarrar toda la basura que encontraban en las orillas del río. Cuando terminaron, el río volvió a lucir hermoso y los patitos saltaban de alegría en el agua limpia.
Laura se sintió muy orgullosa de lo que había logrado junto a su comunidad. Desde ese día, Laura se convirtió en una defensora del medio ambiente.
Siguió organizando campañas de limpieza, plantaba árboles en su ciudad y educaba a otros niños sobre cómo cuidar nuestro planeta. Gracias al esfuerzo de Laura y todos aquellos que se unieron, el pueblo empezó a ser más consciente sobre la importancia de cuidar el ambiente.
Se instalaron contenedores para reciclar por todo el lugar e incluso se crearon áreas verdes donde antes solo había basura. Laura demostró que una pequeña niña puede hacer grandes cambios si está dispuesta a luchar por lo que cree.
Aprendió que cada acción cuenta cuando se trata de cuidar nuestro planeta y dejó una huella positiva en su comunidad para las generaciones futuras.
FIN.