Laura y el Viaje de sus Sueños



Había una vez en una pequeña ciudad argentina una joven llamada Laura. Laura era una soñadora que siempre quería conocer nuevos lugares, pero su vida estaba llena de trabajo y poco tiempo. Además, a pesar de tener un novio llamado Lucas, que la quería mucho, él siempre estaba un poco inseguro sobre los viajes y las aventuras.

Una mañana, mientras Laura corría hacia su trabajo, se dio cuenta de que había perdido su bufanda favorita. "¡Ay no! No puedo creer que vuelva a perder algo"- pensó frustrada. La bufanda fue solo uno de los muchos objetos que Laura había perdido en los últimos meses. Todo parecía escaparse de sus manos.

A pesar de estas pequeñas tragedias diarias, Laura siempre mantenía la esperanza de que algún día podría viajar. "Si tan solo pudiera ir a la playa, o a la montaña, o a cualquier lugar que no sea este"- solía decirle a su amiga Ana.

Un día, Ana, cansada de escuchar la misma queja, le dijo a Laura: "¿Por qué no le proponés a Lucas un viaje corto? Podrían explorar algún lugar cercano. No siempre hay que ir lejos para disfrutar"-

Laura pensó en la idea, pero tenía miedo de que Lucas no aceptara. Finalmente, reunió valor y le propuso a Lucas: "¿Qué te parece si hacemos una escapada a la montaña el próximo fin de semana?"-

Lucas dudó un poco. "Pero, ¿no es arriesgado? Hay mucho trabajo que hacer y, además..."-.

"Vamos, solo será por dos días. ¡Necesitamos un descanso!"- insistió Laura, sonriendo.

Lucas se sintió un poco más convencido, pero aun así tenía sus reservas. Así que decidió hacer algo inesperado: "Está bien, pero tú también tenés que ayudarme a organizar el trabajo que tenemos para que no se acumule."

Laura, emocionada, aceptó el reto. Pasó toda la semana organizando todo en su trabajo y haciendo una lista para el viaje. Sin embargo, entre el ajetreo, comenzó a perder cosas nuevamente: sus llaves, un zapato y hasta el cargador de su celular. "¡Oh no! ¿Por qué siempre pierdo cosas?"- se quejaba mientras buscaba por toda la casa.

Finalmente, llegó el tan esperado fin de semana. Laura y Lucas emprendieron su viaje hacia la montaña. Al principio, todo parecía perfecto. Pero, en medio del viaje, Lucas se sintió un poco incómodo. "¿Y si nos perdemos? ¿Y si no encontramos dónde quedarnos?"-

Laura, que siempre había soñado con ser aventurera, le respondió con una sonrisa: "¡Eso es parte de la aventura! Además, tenemos un mapa y nuestros teléfonos. ¡No te preocupes!"-

Sin embargo, mientras trataban de seguir el camino, se dieron cuenta de que el GPS de su celular había dejado de funcionar. "Laura, ¿qué hacemos?"- preguntó Lucas, preocupado.

A pesar del contratiempo, Laura recordó una lección que había aprendido en el pasado: "A veces, los mejores momentos surgen cuando nos dejamos llevar. Sigamos la carretera y veamos a dónde nos lleva."

Así lo hicieron, y al momento de seguir su instinto decidieron hacer una parada en un pequeño pueblo que encontraron en su camino. Allí, conocieron a gente maravillosa, disfrutaron de la comida local y, sobre todo, se rieron juntos como nunca lo habían hecho.

Cuando regresaron a casa, Laura miró a Lucas y le dijo: "¿Ves? A veces, perderse o perder cosas puede ser parte de un gran viaje"-.

Lucas sonrió, "Tenés razón. Me alegro de que hayamos venido. Fue una gran aventura"-.

A partir de entonces, Laura y Lucas decidieron hacer pequeños viajes cada vez que podían. Y aunque Laura seguía perdiendo algunos objetos, aprendió a no preocuparse tanto. "Lo material no importa tanto como las experiencias que vivimos"- solía decir.

Y así, Laura no solo aprendió a disfrutar del presente, sino también a valorar la compañía de su novio en cada aventura. Juntos, aprendieron que la aventura no sólo está en los destinos, sino en cada momento compartido y en cada desafío superado.

FIN.

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