Lautaro, el niño curioso del tren y los planetas
Lautaro era un niño curioso, juguetón y lleno de alegría. Su amor por los trenes y los planetas era insaciable. Pasaba horas jugando con sus trenes de juguete, imaginando que recorrían caminos interminables.
También se pasaba las noches mirando las estrellas y soñando con viajar por el espacio. Un día, mientras jugaba con sus trenes, Lautaro se encontró con un viejo maquinista que le contó historias asombrosas sobre los trenes y los lugares lejanos a los que podían llevarlo.
Lautaro quedó fascinado y decidió que algún día sería maquinista y recorrería el mundo en tren. -Maquinista, ¿podría enseñarme más sobre los trenes y los lugares lejanos? -preguntó Lautaro con entusiasmo.
El maquinista sonrió y le dijo: 'Claro, pero primero debes aprender todo sobre el universo para que puedas entender la inmensidad de los lugares a los que podrías llegar'. A partir de ese día, Lautaro combinó su pasión por los trenes con el estudio del universo.
Pasaba horas en la biblioteca leyendo libros sobre planetas, estrellas y galaxias. También comenzó a construir su propio telescopio para observar el cielo nocturno. Con el tiempo, Lautaro se convirtió en un experto en trenes y en astronomía.
Y un día, cuando ya era mayor, cumplió su sueño de ser maquinista y recorrer el mundo en tren.
Pero también siguió siendo un apasionado del universo, y cada vez que podía, llevaba su telescopio en el tren y lo sacaba por la noche para compartir la belleza de las estrellas con sus pasajeros.
Las historias del maquinista y su amor por el universo habían inspirado a Lautaro a ser un maquinista diferente, alguien que no solo llevaba a la gente de un lugar a otro, sino que también les regalaba la maravilla del universo. Y así, Lautaro encontró la felicidad en su pasión por los trenes y los planetas, y enseñó a otros a soñar en grande.
FIN.