Lecciones de Amistad en Pumakawa



Había una vez en el bosque encantado de Pumakawa, donde vivían los animales más amigables y juguetones que puedas imaginar. En este hermoso lugar, todos se llevaban bien y se ayudaban mutuamente en todo momento.

Un día, la ardilla Curiosa estaba buscando nueces para guardarlas en su despensa de invierno. Mientras saltaba de un árbol a otro, vio a la conejita Saltarina tratando de alcanzar unas zanahorias muy altas en el huerto del señor Topo.

"Hola Curiosa, ¿podrías ayudarme a llegar a esas zanahorias? Son perfectas para preparar una deliciosa ensalada", pidió Saltarina con una sonrisa. Curiosa no lo dudó ni un segundo y rápidamente trepó por el árbol más cercano hasta llegar a las zanahorias.

Con cuidado, las fue cortando y arrojándolas hacia abajo para que Saltarina las recogiera. "¡Gracias Curiosa! Eres la mejor amiga que alguien podría desear", exclamó emocionada Saltarina mientras abrazaba a su amiga ardilla.

Mientras tanto, el ratón Travieso observaba desde lejos la escena con cierta envidia. Él siempre había sido egoísta y nunca había querido colaborar con los demás animales del bosque.

Pero algo dentro de él empezó a sentirse incómodo al ver la alegría que compartían Curiosa y Saltarina. Decidió acercarse lentamente y preguntar tímidamente: "¿Puedo unirme a ustedes? Me gustaría aprender a ser tan amable como ustedes". Curiosa y Saltarina se miraron sorprendidas pero luego sonrieron comprensivas.

Ellos sabían que todos merecían una segunda oportunidad para cambiar y ser mejores personas. Así, los tres amigos pasaron el resto del día juntos, ayudándose mutuamente con diferentes tareas: recolectando comida, construyendo refugios e incluso organizando juegos divertidos para todos los habitantes del bosque.

Con el tiempo, Travieso aprendió el valor de la amabilidad y la cooperación gracias al ejemplo de sus amigos.

Se convirtió en uno de los animales más queridos del bosque y siempre estaba dispuesto a tender una pata (o una cola) cuando alguien lo necesitaba. Y así, en el bosque encantado de Pumakawa, la amabilidad y la cooperación reinaban por siempre jamás entre todos sus habitantes, recordándoles que juntos podían lograr grandes cosas si trabajaban en equipo y se trataban con respeto y cariño.

FIN.

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