Lecciones de Seguridad y Amistad
María era una niña valiente y curiosa que le encantaba explorar el bosque cerca de su casa.
Un día, decidió aventurarse más allá de donde solía ir, sin darse cuenta de lo lejos que se estaba adentrando en el espeso bosque. Mientras caminaba entre los árboles altos y frondosos, María escuchó un ruido extraño que la hizo detenerse en seco. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que se había perdido.
El sol comenzaba a ponerse y la oscuridad empezaba a envolver el bosque. María intentó recordar sus pasos, pero todo lucía igual a su alrededor. Comenzó a sentir miedo y preocupación por no saber cómo regresar a casa.
Sin embargo, decidió mantener la calma y recordar lo que su abuela siempre le decía: "En momentos difíciles es cuando debes ser más fuerte". Decidida a encontrar el camino de vuelta, María comenzó a caminar en una dirección aleatoria, esperando reconocer algún punto familiar.
Pasaron horas y María seguía perdida en medio del bosque oscuro. De repente, escuchó una voz proveniente de un árbol cercano. "-Hola, ¿estás perdida?", preguntó una ardilla parlanchina que estaba descansando en una rama.
Sorprendida por la habilidad del animal para hablar, María contestó: "-Sí, estoy perdida. ¿Puedes ayudarme?". La ardilla amablemente le ofreció guiarla hacia un sendero conocido que la llevaría de regreso a su hogar.
Mientras caminaban juntas por el bosque, la ardilla le contaba historias sobre la importancia de prestar atención a su entorno y no aventurarse demasiado sin estar preparada.
Finalmente, después de un largo camino lleno de enseñanzas y aventuras inesperadas, María pudo ver la luz filtrándose entre los árboles conocidos cerca de su casa. Con lágrimas en los ojos y gratitud en el corazón, se despidió de su nueva amiga peluda.
Al llegar a casa sana y salva, María comprendió la importancia de ser valiente pero también prudente en sus exploraciones futuras. Desde ese día en adelante nunca más volvió al bosque sola sin avisarle primero a alguien adonde iba.
FIN.